Fashion History: THE END OF A CENTURY

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A STEP TO THE FUTURE

The End of a Century

La forma que tomó la industria de la moda global y su influencia en el surgimiento de casas de diseño y academias de formación en Guatemala.

Los años noventa fueron diez años de progresos tecnológicos, durante los cuales la nueva era del Internet y la visión futurista conectaron de una manera distinta a la población mundial. En el mundo de la moda, la escena de la música pop jugó la mayor parte de la influencia de la moda. La década de 1990 se caracterizó por el auge del multiculturalismo y de los medios alternativos, además del aprecio a lo individual.

ALREDEDOR DEL MUNDO

La moda de la década de los años noventa fue en su mayoría, holgada, cómoda y colorida, hasta la llegada de la tendencia del LOOK grunge.

La pieza de ropa más popular fue la chaqueta. Esta tendencia fue impulsada por casas de diseño como Chanel, Giorgio Armani y Calvin Klein; estas muchas veces venían en colores fuertes y brillantes, incrementando la popularidad del color.

Las t-shirts, sweat shirts, sweat pants y jeans eran piezas indispensables en un conjunto casual de la época. La mezclilla era tan solicitada que Calvin Klein y Donna Karan lanzaron colecciones completas de piezas de jeans.

En 1991, el diseñador Oscar de la Renta incluyó en una colección chaquetas, gabardinas, pantalones, etc., con patrones cuadriculados, marcando el inicio de la tendencia plaid. En este momento de la década las colecciones ready-to-wear continuaban siendo las más populares y consumidas.

La situación económica de la época no permitió a los diseñadores emergentes darse a conocer y crecer en la industria, sin embargo las excepciones fueron Isaac Mizrahi y Marc Jacobs, cuyos diseños fueron muy populares en 1992. Fue en este año que el animal print logró su auge, se podía ver en blusas, chaquetas, abrigos, zapatos y accesorios.

De acuerdo con Phipps (2016) 1993 fue un año de cambio, la industria de la moda tuvo problemas con generar piezas que el público quisiera usar, muchas personas rechazaron las faldas largas que varios diseñadores incluyeron en sus colecciones eligiendo pantalones tradicionales en su lugar. Además este fue el año en el que inició la tendencia del LOOK grunge, los adolescentes se dejaban el cabello largo y flannels con t-shirts de bandas como Nirvana o Pearl Jam. También se empezaban a ver chaquetas con estilo militar y los zapatos más populares eran Nike Air Jordans.

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Ilustraciones: Susanna Ordoñez

A mediados de la década de los noventa, la tendencia del LOOK grunge se había apoderado de la industria, los diseñadores Marc Jacobs y Giani Versace sacaron una colección con este estilo, sin embargo muy pocas personas pagaban por precios de diseñador cuando podrían obtener piezas con el mismo estilo en tiendas de segunda mano. El estilo grunge era más común en los jóvenes, las mujeres mayores estaban usando más tacones y vestidos ajustados hechos de telas como satín, metálicas u otras opciones brillantes, combinadas con plumas, flecos y lentejuelas, a manera del glamour de los años setenta (Phipps, 2016).

Las personas dejaron de seguir o estar pendientes de los diseñadores y su trabajo, ya que generalmente utilizaban ropa casual, la comodidad siempre fue un factor importante considerado por los compradores, por lo que prendas como jeans, leggings de licra, suéteres flojos y t-shirts se mantenían populares y se veían en todas partes.

“En Estados Unidos los compradores empezaron a perder el interés en la alta costura, debido a que veían cómo los diseñadores gastaban millones en pasarelas extravagantes con supermodelos desfilando ropa que una mujer promedio no podría usar y mucho menos comprar” (Phipps, 2016).

Marcas prácticas y más accesibles empezaron a abrirse camino en la industria, como The Gap, además algunas personas empezaron a comprar su ropa en supermercados como Walmart, K-mart, etc. Y es así como surge el término cross-shop, esto significa que compraban piezas más exclusivas y las combinaban con piezas más baratas (Phipps, 2016).

Según Phipps, (2016) en las últimas décadas hubo un estilo dominante conocido como dress for success, en el cuál la industria producía trajes formales de trabajo para hombres y mujeres y existía una concepción de que al vestirse bien sería más fácil alcanzar el éxito. Esto cambió en la mitad de los noventas, los trabajadores empezaron a solicitar en sus trabajos el famoso casual friday, que permitiría a los empleados usar jeans en la oficina. A partir de este momento, se fue incluyendo vestimenta más casual y cómoda en el lugar de trabajo.

Debido a que las personas exigían ropa más cómoda, los diseñadores incrementaron en su trabajo un estilo más relajado. En el ámbito laboral se incrementó la producción de pantalones para las mujeres, cuando la mayoría utilizaba la combinación de saco y falda. Era más aceptable usar sportwear en distintas ocasiones, es decir, era más común ver a las personas usando t-shirts, sweat shirts y tenis. El estilo casual y relajado causó que existiera cierto rechazo por vestidos muy elaborados en ocasiones formales, las mujeres generalmente iban por vestidos sencillos y planos, como un little black dress; el lujo se presentaba en los materiales más que en los detalles de las piezas (Phipps, 2016).

Fue alrededor de 1997 el pleno auge del sportwear con influencia de artistas y músicos de la época quienes decidieron acudir a la individualidad, complementando su LOOK casual con accesorios de cabello brillantes, bolsos coloridos, collares como chokers, bandas de brazo, pulseras y joyería. El estilo casual en el ambiente de trabajo era cada vez más común. Al final de la época, la música hip hop comenzaba a alcanzar su auge, es por esto que los artistas del género eran influenciadores de tendencias o estilos (Phipps, 2016).

Taschen (2011) menciona algunas marcas o diseñadores internacionales que iniciaron su carrera en los noventa: Vera Wang (1990), Anna Sui (1991), Christian Louboutin (1991), Marc Jacobs (1993), Marni (1994), Miu Miu (1994), Zuhair Murad (1995), Jimmy Choo (1996), Kate Spade (1996), entre muchos otros (Fukai, Suoh, Iwagami, Koga, & Nie, 2011).

GUATEMALA Y EL COMIENZO DEL DISEÑO DE MODAS COMO CARRERA PROFESIONAL

Fotografía cortesía: Llatzer

Fotografía cortesía: Llatzer

En el mundo ya era aceptado ver piercings y tatuajes, debido a la influencia de estilos como el grunge y hip hop. Estos estilos también estuvieron presentes en la moda guatemalteca, pero por cuestiones culturales no eran tan populares como en otros países; debido a que eran relacionados con los grupos criminales y las maras, así que la propagación de estos accesorios fue limitada entre los guatemaltecos (Chajón, A. s.f.).

A pesar de no haber adoptado las tendencias anteriores, Guatemala sí tuvo influencias internacionales, la moda principalmente fue importada pero cada vez se hacía más obvio que la industria local estaba empezando a evolucionar. Al igual que en los demás países, las tendencias guatemaltecas giraron alrededor del vestuario cómodo y casual, siempre buscando la individualidad del estilo. “Existió una variedad y mezcla de estilos donde se marcaba la individualidad de las personas”, explica el Licenciado Reniery Martin, Director de Marketing y Operaciones de Llatzer.

Academia Pionera

Fue durante este tiempo que en Guatemala comienza a surgir el estudio de moda como carrera, a través de una de las Academias que aún sigue en pie formando generaciones de diseñadores: Llatzer.

Reniery Martin, Director de Marketing y Operaciones de Llatzer, nos explica que: “La idea surgió como una respuesta a la necesidad de una figura profesional, demandaba la industria de la moda, que diera soluciones creativas a una industria del vestuario que se estaba desarrollando”.

Agregó que se pretendía trasformar la maquila tradicional en Guatemala, la cual era uno de los principales proveedores de indumentaria en el mercado local, en una industria de producción, en donde existiera desarrollo y el diseño de colecciones que fueran vendibles en el tan competitivo mercado de la moda. La principal deficiencia dentro de la industria guatemalteca estaba relacionada con su proceso de producción y el hecho de que cada vez había una mayor demanda por un mercado local de alta costura, es decir de prendas de alta calidad y diseño.

En 1993 se funda Llatzer, un centro de formación profesional de diseñadores de moda con un sistema de enseñanza europeo, el cuál preparaba a los guatemaltecos interesados en la industria en el campo de diseño, ilustración técnica de presentación, textiles y patronaje industrial. “Esta institución inició con un grupo pequeño de ocho estudiantes, motivados por la pasión que tenían por la moda”, nos cuenta Reniery Martin. Actualmente los estudiantes de Llatzer son motivados por las misma razones y al igual que la industria de moda local la población de estudiantes y Llatzer, como academia, creció.

Emilio Méndez

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Emilio Méndez estudió sastrería en London College of Fashion en Inglaterra durante la década de los ochenta. El vivir en Europa influyó su vida, pues su visión del mundo cambió y comenzó a interesarse por otras disciplinas, artísticas y humanas, como el diseño de interiores, la arquitectura, el periodismo y la psicología. “Lo enriquecedor de estudiar e involucrarse en el mundo de la moda es que cambia muy rápido, entonces ese dinamismo que uno aprende en este mundo, después lo puede aplicar en otros ámbitos” explica.

En 1988 regresa a Guatemala y decide abrir una fábrica de trajes para hombres. “La década de los noventa fue muy influenciada por Estados Unidos, principalmente por Miami. La sociedad guatemalteca era muy conservadora y con mucho miedo de experimentar y en Saúl, nosotros precisamente lo que estábamos haciendo era empujar esos límites”, nos cuenta. Agregó que fue en la década de los noventa cuando logró entrar de una manera más disruptiva, rompiendo así muchos de los patrones establecidos en Guatemala; creando y generando propuestas que abrieran las mentes, los ojos y el mercado conservador a otros conceptos.

A nivel internacional para Emilio la tendencia que dejó una huella fue el movimiento grunge en Seattle: “Este movimiento generó una nueva estética un poco decadente, un poco sucia e imperfecta que también era resultado de lo que se estaba viviendo en esa década contra corriente, que era lo que se vivió durante los años ochenta, donde todo era más plástico y superficial”, explica.

Emilio considera que en esa década no existía una industria de la moda como tal, más bien era una industria de confección. Las maquilas alcanzaron un gran auge y se convirtieron en una de los principales ingresos de exportación, en las cuales se producían prendas para grandes marcas que eran enviadas a otros países. “Al país le generó un impacto en fuentes de trabajo, en todo lo que gira en torno a la industria, conocimiento, economía, mano de obra más calificada, acceso a otros materiales, el vocabulario en torno a la confección”.

La moda en Guatemala era influenciada por Miami pues no mucha gente tenía la oportunidad de viajar e influenciarse por la moda europea. “La información de tendencias internacionales era limitada, la comunicación y el acceso a medios internacionales era escaso, los guatemaltecos que tenían la conexión a las tendencias de la moda internacional muchas veces solo llegaban a los Estados Unidos, específicamente Miami. Muy pocas personas tenían un vínculo con la industria de la moda europea, por ello la propuesta de Saúl era diferente e interesante, debido a su gran influencia inglesa”.

1994

A pesar de que Saúl como marca ya llevaba 40 años de existir, desde su fundación en 1953, en 1994 se marcó un antes y un después para la moda en Guatemala. “Abrimos con una tienda de 600 m2 de ropa solo para hombres con un concepto ya completamente definido, con un modelo de negocios bastante claro y con una influencia inglesa muy marcada” cuenta Emilio.

Las maquilas facilitaron el acceso a ropa de marca, pero diseñadores locales apenas resonaban en la mente de las personas. “En estos últimos años se ha visto un impulso de nuevos diseñadores que se ha dado de manera increíble. En aquel entonces habían menos, se escuchaba únicamente sobre Chico Camacho y Ana María Simmons, entre otros”.

Para el creativo la inspiración surge como resultado de tener los cinco sentidos despiertos y sobre todo de tener una mente abierta, aspecto que apenas comenzaba durante esta década, pues la sociedad estaba muy encasillada en una estética y no se arriesgaba a probar una moda diferente. En este período de la historia, Saúl sembró en los guatemaltecos una semilla tanto de moda como de identidad propia.

“Lo que inició en esa época fue la construcción de una marca particular, porque en su forma era una marca que podía estar en cualquier lugar del mundo, pero en su contenido tiene una fuerte esencia guatemalteca” finalizó.

 

1. Chajón, A. (s.f.). Indumentaria Occidental en Guatemala 1900 - 2000. Obtenido de Tradiciones de Guatemala: http://sitios.usac.edu.gt/admin_revindex/articulos/editor5-r108_pi33_pfi78_ra1543.pdf

2. Fukai, A., Suoh, T., Iwagami, M., Koga, R., & Nie, R. (2011). Moda, Una historia desde el siglo XVIII al siglo XX, (Vol. II). Köln: Taschen.

3, Phipps, P. (2016). Fashion in the 1990s. Obtenido de Retrowaste: http://www.retrowaste.com/1990s/fashion-in-the-1990s/
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