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Las distintas prácticas del cambio de apellido para una mujer casada alrededor del mundo

Probablemente el siglo XXI es el siglo que representa mayor autonomía, independencia y equidad de género para las mujeres, a pesar de que aún existe un largo camino que recorrer en todas las áreas mencionadas. Es curioso ver que aún así, hoy en día las mujeres que contraen matrimonio, siguen adoptando el apellido de su cónyuge, una práctica que surge de un sistema patriarcal. En Guatemala el cambiarse el apellido o utilizar “de” indicando posesión puede hacer sentir a algunas mujeres aisladas de su identidad y libertad. Alrededor del mundo esta tendencia varía según la cultura y las leyes.

En Guatemala, según el artículo 108 de la Constitución de la Republica se estipula que: “Apellido de la mujer casada – Por el matrimonio, la mujer tiene el derecho de agregar a su propio apellido el de su cónyuge y de conservarlo siempre, salvo que el matrimonio se disuelva por nulidad o por divorcio”.

El cambiarse o no el nombre, no es cuestión de generaciones sino es más una decisión propia, lo que sí es cierto es que muchas mujeres a lo largo de la historia se han
preguntado por qué la mujer debe adaptarse y cambiar su nombre mientras que el hombre permanece con su nombre propio.

¿APELLIDO DE SOLTERA O DE CASADA?

En el resto del mundo, el contraer matrimonio también implica cierto cambio de identidad y de apellidos. Aunque en pleno Siglo XXI las mujeres tienen mayor poder de decisión, generalmente a lo largo de la historia este tipo de decisión era impuesta ya sea por el padre o por el esposo.

HISPANOAMÉRICA

Tanto en España como en el resto de países latinos se acostumbra que los ciudadanos utilicen dos apellidos: primero el del padre y luego el de la madre. A nivel social se ha popularizado la inclusión del “de” previo al apellido del esposo, al momento de contraer matrimonio para indicar que está casada. En algunos países esto no se hace de forma legal, es decir nunca llegan a cambiarse el nombre oficialmente pero sí son conocidas como señora de y el apellido de casada.

PAÍSES ÁRABES

A lo largo de toda su vida la mujer puede mantener el apellido de su familia sin necesidad de abandonarlo para tomar el del esposo. Se conoce que en el sur de Asia algunas mujeres toman tanto su apellido como el de su pareja pero no es una de las prácticas más comunes, generalmente son las familias de religión cristiana.

Según cifras del RENAP durante el 2015 se realizaron 92, 415 certificaciones de matrimonio en Guatemala.

ITALIA

Tanto la mujer como el hombre mantienen sus nombres de solteros, aunque en el Código Civil italiano está establecido que la mujer si desea puede añadir a su nombre el apellido de su esposo.

PAISES ANGLOSAJONES

Comúnmente la mujer al contraer matrimonio se convierte en “Mrs.” y cambia su apellido de soltera por el apellido de la familia de su esposo. Esta práctica es muy común en Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Canadá; entre otros países de habla inglesa. El único país que durante los años rompió esta tendencia fue Escocia donde las mujeres mantenían su apellido de solteras, pero debido a la “moda” del resto de países muchas han empezado a cambiarse el apellido por el de su pareja.

FRANCIA

A pesar de que la Constitución de 1789 indicaba que nadie podía utilizar otro nombre que no fuera el asignado en su nacimiento, debido a ciertas reformas, al momento de contraer matrimonio lo más común es que las mujeres adopten el apellido de su cónyuge. Se han dado ciertos casos donde el hombre incluye el apellido de su esposa pero esto no es lo común. Alrededor del mundo la tendencia varía y va muy de la mano de cómo se han educado las familias, lo importante es que la equidad se evidencia en el día a día, al convivir con la pareja y no de una forma superficial a través de un apellido. En el mundo moderno en el que viven y conviven las parejas vale más un respeto mutuo y equitativo que un apellido de casada o de soltera.

Alrededor del mundo la tendencia varía y va muy de la mano de cómo se han educado las familias, lo importante es que la equidad se evidencia en el día a día, al convivir
con la pareja y no de una forma superficial a travésde un apellido. En el mundo moderno en el que viven y conviven las parejas vale más un respeto mutuo y equitativo que un apellido de casada o de soltera.

*Puedes leer el artículo en nuestra edición digital: http://bit.ly/2mai4YK

Ilustración: Sophia Ramírez

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