Cabeza es una palabra femenina
CONFIDENTIAL
A pesar de que Latinoamérica cuenta con la mayor cantidad de líderes femeninas en el mundo, el machismo del sistema patriarcal aún le representa obstáculos a las mujeres en el sector empresarial.
Latinoamérica, una hilera de países que comparten muchas similitudes culturales: movimientos políticos, luchas por la equidad de género, igualdad de derechos en la sociedad y el crecimiento de una economía que cada vez más abarca una diversidad de industrias.
En el avance y desarrollo de dicha economía, y en la lucha por la equidad de género, cada año las mujeres van tomando lugar en posiciones altas y de poder dentro de las distintas industrias. Sin embargo aunque el panorama para las mujeres que logran alcanzar un puesto de trabajo de alto rango ha cambiado y cada vez más vemos a mujeres ocupando cargos importantes y siendo líderes de empresas, un factor sigue ocurriendo, especialmente en nuestro continente: el machismo. Nunca será fácil para una mujer llegar a un cargo importante sin antes toparse con una buena dosis de intimidaciones, frases paternalistas, comentarios denigrantes que restan importancia a su trabajo e inteligencia. Aún así, el camino que han recorrido muchas mujeres a través de estas situaciones, ha logrado que se abra el trecho para las generaciones por venir. A continuación Paola Figueroa, la Creative VP de Flock, una de las agencias de publicidad más importantes de México que cuentan con clientes como Coca Cola, Sony, Nike y Domino´s, nos cuenta sobre su trabajo y cómo es la escena del machismo en el mundo de la publicidad.
Comencé mi carrera hace quince años en JWT, estaba estudiando el segundo semestre de la carrera de publicidad en el IMP, y alguien que ya trabajaba en Walter llegó buscando trainee, yo levanté la mano y fui a una entrevista, días después comencé a trabajar ahí. Tres años después, Candy Crudele me invitó a participar en su proyecto “La Base” que era la agencia in house de Vázquez Raña y nos divertimos mucho ya que la agencia estaba dentro de uno de los hoteles Camino Real. Prácticamente vivíamos ahí porque éramos pocos y la agencia necesitaba arrancar con todo, fue un tiempo muy interesante.
Meses después me fui a Ogilvy, donde pasé siete años de mi vida y donde crecí en todos los sentidos, fui directora creativa y manejé muchas cuentas que me hicieron ver el potencial femenino que tengo. Después trabajé dos años en BBDO manejando marcas grandes como Visa, Pepsi y Burger King; y a las que pude darle otro significado como Soriana, entre otras más. Fue aquí donde me di cuenta que lo que me propongo lo consigo. Entonces no había mujeres groupers, no sé si fui la primera, pero mi equipo creció de una manera asombrosa y pude conocer gente muy hermosa.
Dos años después comencé a trabajar en Flock cuando aún era una agencia completamente digital, con el reto de mostrar el potencial integrado para que el público dejara de vernos así y crecer en todos los sentidos. Para lograrlo, tuvimos que hacer cambios y poco a poco crecimos el departamento creativo a setenta personas y en muy pocos meses ganamos más de 48 pitches entre cuentas y proyectos. Lo que más me apasiona de mi trabajo sin duda son las ideas. Porque una idea puede ganar un premio y eso nos hace visibles, nos permite brincar de agencia en agencia ganando más dinero, nos permite sacar una mejor a la anterior, quizá nos abra las puertas a otros países o incluso a otra rama por explorar.
Sobre mi trabajo y la sociedad liderada por hombres, mi experiencia ha sido como la de cualquier otra persona que toma un cargo tan importante. Difícil, insoportable algunas veces, excitante, divertida, (todo en uno), porque al principio, como cualquiera que llega de otro lugar, te enfrentas con gente que está esperando ese extra para aprender de ti. Primero te tienes que ganar a la gente y sobre la marcha te irán creyendo o no, se irán yendo o se quedarán y en esa medida tendrás que traer a tus aliados para armar tu equipo. Es el proceso normal, ahora siendo mujer he de confesar que se pone más complicado, porque en esta industria cuenta mucho tu trabajo, tus premios, quién eres, dónde has estado.
Creo tener la fortuna de haber estado en las mejores agencias y mi trabajo es bueno, tengo mis premios y campañas que han hecho mucho ruido, pero también es verdad que estás constantemente a prueba: A ver si aguantas, a ver si lloras, a ver si sabes, y lo que no sabes a ver en cuánto tiempo lo aprendes.
Dicen que las mujeres que sobresalen en los trabajos que son liderados por hombres somos las más valientes, pero también nos convertimos en blanco de las críticas y muchas veces de groserías y situaciones muy incómodas. Creo que todo reto siendo mujeres u hombres se tiene que afrontar sin la idea del sexo como definición y más bien aplicando la capacidad que tienes. Solo así resolverás paso a paso cada uno de los retos que tienes que vencer.
En mi caso, me tocó ser de las primeras VP mujeres de esta generación. Eso atrae miradas, dudas, retos grandes; antes la publicidad solo se trataba de hacer anuncios de televisión, radio y print, hoy tenemos digital y hay millones de maneras en como podemos poner un mensaje y hacerlo más grande y eso tiene un mérito, quien sepa más y lo aplique mejor brillará más en una industria donde los premios son importantes, pero la innovación en medios y la tecnología te impulsa a ser más creativa y sobre todo más efectiva.
Esta industria ha estado marcada por el criterio masculino, pero en mi caso y en el de algunas de mis compañeras que tienen una posición igual a la mía, quienes nos pusieron fueron hombres, hombres con una visión más grande y con una confianza increíble y por eso y sobre todo por nuestro talento estamos aquí. Ha habido lugares en donde el machismo era más evidente y otros en donde esa idea no existía, estuve en las dos partes y de las dos aprendí. En Flock he aprendido, he llorado, he dudado, pero al final he aplicado lo que sé; y cada vez sé más, lloro menos, me desespero menos, dudo menos, aprendo más, escucho más y ejecuto mejor; y cuando mi equipo ve esto, ellos van junto a mí con las mismas ganas.
Han existido retos en el camino, que resumiré en frases que fui guardando en mi mente durante estos quince años: “Eres la típica trainee que todos van a agarrar de su putita”, “a las mujeres hay que hablarles como si no existieran, ay, perdón, no te vi”, “Patola es grouper porque se acuesta con el jefe”. Sin duda de los retos más complejos que he vivido son los que te pone la gente con su opinión. He trabajado con hombres y mujeres machistas pero sobre todo con gente muy grosera.
Los descriptivos para cualquier mujer que es exitosa son iguales en todos lados, eso ya es normal para todo el mundo, pero no está bien. Estas definiciones vienen de gente poco preparada y con una visión muy mediocre, anulan tus capacidades de inmediato porque sus capacidades son limitadas también.
No importa si escribes bien, si te va bien es porque eres una fácil. Pero el reto no es con ellos, es contigo, porque creer en tu talento es difícil, dejar de escuchar a los demás la opinión que tienen sobre ti es difícil y más cuando la gente tiene un poco de poder o influencia, hay palabras que hieren y en mi caso dolieron tanto que tuve que crear un personaje “Patola” y al final pesó más por no mostrarme vulnerable ante nadie.
Una cosa que aprendí: nadie está en el mismo lugar para siempre, la gente crece y con el tiempo ese lugar puede ser tuyo. Y el poder y la influencia cuando llegan a tus manos, es difícil porque tienes que saber usarlos para bien.
La gente me conoce por ser todo lo excéntrica, mal hablada, retadora, dura, incluso personas que hasta miedo me han llegado a tener, la realidad es que soy muy amorosa pero en esta profesión te comen viva. Con el tiempo me funcionó, luego ya no sabía si era Paola o Patola y eso me causó problemas como a todas las personas narcisistas, pero me di cuenta que cuando me conviene saco el personaje y cuando estoy en mi casa tranquila, simplemente soy una niña inocente que quiere amor, quizá estoy un poco loca, pero así fue el mundo en el que tuve que crecer.
También aprendí que los amigos no solo existen en el trabajo, hay un mundo fuera de la oficina y poco a poco me dejó de importar lo que la gente piensa de mí. Mientras más se ofenden más provoco, es como algo que me pica y no lo puedo controlar, y digo lo que pienso, porque honesta soy hasta los huesos.
He aprendido que el machismo está en todos lados, está en uno mismo, hablando como personas y sin definirnos sexualmente. Palabras horribles sobre otras mujeres han salido de mi boca, pero me he tenido que obligar a aprender a respetarnos, desde respetarme a mí, para poder proyectarle a otra mujer solo cosas bonitas. Y cuando digo obligarme, me refiero a tratar de entender a la persona que tengo enfrente y antes de juzgar, me pongo a pensar. Antes de atacar, analizo. Antes de opinar pienso si mi opinión será constructiva, porque he visto lo que una mujer le puede hacer a otra mujer cuando hay un sentimiento negativo y es muy doloroso.
El machismo es un obstáculo mientras se tenga en la cabeza. Si como mujeres pensamos que no podemos, ahí hay que quitar esa idea. Es aprendida y solo haciendo lo contrario se erradica. Todo comportamiento viene de una idea aprendida y una idea nueva puede reemplazar a la otra.
Al final todas cometemos errores y todas nos reflejamos en todas. Y eso nos hacer reflexionar y aprender. Los hombres también aprenden de nosotros y si somos capaces de enseñarles a respetarnos, lo harán y quien no, sabrá qué hay consecuencias.
Cualquier hombre puede intimidarse con una mujer que obtiene lo que quiere pero una mujer también. Creo que estamos saliendo de un tiempo en donde las ideas viejas se están rompiendo. Es difícil, pero no imposible. Hay muchos hombres que ayudan a otras mujeres a confiar en sí mismas y eso es hermoso. En otros sectores es más difícil, ahí creo que es donde nuestro trabajo tiene un valor, lo que comuniquemos puede meterse en la cabeza de la población y cambiar maneras de pensar y de sentir.
El desafío más grande de una mujer es que crea en ella misma. Si existe un acoso, debe hablar. Si gana menos, debe exigir lo que merece. Si es agredida, debe denunciar. Debe aprender a decir que no, cuando es no. Pero también debe a prender a decir sí a las oportunidades y dejar el miedo detrás.
Si el desafío es en un lugar en donde hay más hombres que mujeres, debe trabajar para llegar a donde quiere y cuando llegue, debe, porque es una responsabilidad, enseñarle a otra el camino para entrar igualdad y equidad.
Para que una mujer tenga balance, primero tiene que tener claros sus objetivos. Todo tiene su momento y todos tenemos un lugar. En publicidad creemos que si no somos exitosas en este trabajo no servimos para otra cosa y lo que nos enseñan las generaciones más jóvenes es que podemos ser buenos en muchas otras. Las condiciones laborales que en mi opinión tendrían que modificarse, tienen que ver con el tema del embarazo y los hijos. Con el tiempo de calidad que se tiene a lo que conocemos como “vida”. Los horarios son monstruosos, la capacitación que recibimos es muy poca, los sueldos que son disparejos y en ocasiones es evidente que son menores. Las mujeres que estamos en estos lugares hoy tenemos la oportunidad de mejorar las condiciones de todos y todas. Crear iniciativas que nos permitan trabajar desde casa cuando somos mamás, quizá no es una gran idea, pero es necesaria porque muchas mujeres quieren trabajar y ser mamás al mismo tiempo.
Lo que debe cambiar es la forma de pensar de los que están hasta arriba. Donde existe una persona feliz, todo lo que hace será cada día mejor para todos. Nuestro trabajo debe centrarse en hacer felices a la gente que trabaja con nosotros para que su trabajo haga felices a los demás y así todos estemos conectados con esa misma energía.
Fotografía: servicios