Un niño campeón
Un hogar lejos del hogar para no preocuparse
La Fundación Ronald McDonald no sólo es una red que podemos encontrar en Guatemala. También se puede encontrar a través del mundo, una red internacional. Te contamos el testimonio de una familia que tuvo la necesidad de viajar a los Estados Unidos por procedimientos médicos con los que no se contaba en Guatemala, y halló el apoyo de la Fundación Infantil Ronald McDonald.
Isabel era madre de dos niñas hermosas y a la espera de su tercer bebé, su varón. Tenía su cita de chequeo calendarizada para la semana 32 pero la llamaron de la clínica indicando que el doctor estaría fuera del país en esa semana por lo que adelantaron su cita para la semana 31. Así, Isabel fue pensando que solo sería un chequeo de rutina, pero en el chequeo el doctor notó que los latidos del corazón del bebé, a pesar de estar dentro del parámetro normal, estaban un poco bajos. Así que decidió monitorearla y para ello, fue trasladada al hospital Herrera.
Algo que comenzó como un procedimiento rutinario terminó complicándose cada vez más. Hasta que el doctor decidió que lo mejor para ambos era tener al bebé ese mismo día. Isabel se imaginaba escenarios en los que el bebé no podía respirar, o en donde le entregaban un bebé muy pequeñito. Al nacer, se oyeron los alaridos del recién nacido, lo cual le dio cierta tranquilidad a Isabel, pues sus pulmones funcionaban y, al verlo, se dio cuenta que sí era pequeño, pero era un niño grande para las semanas de gestación, pesando cuatro libras. Al parecer era un bebé sano. Pero por ser prematuro faltaba un largo camino por recorrer. Debido a que se le estaba dificultando respirar, Rodrigo fue entubado y tuvo que ser canalizado por el ombligo para administrarle todos los medicamentos necesarios.
Rodrigo nació un jueves y 24 horas después sus pulmones estaban reaccionando y evolucionando como esperado, pero notaron que el cordón umbilical había hecho un torniquete en el pie del bebé, cortando la circulación y provocando restricción del flujo sanguíneo. Por lo que los riñones tal vez habían padecido de algún daño. Se le comenzaron a administrar medicamentos al bebé para estimular a los riñones, pero en el caso de fallo renal, la diálisis para prematuros era lo indicado y el hospital no contaba con la maquinaria necesaria para realizarlo.
El esposo de Isabel comenzó a prepararse, alistando la papelería necesaria para tramitar visas y pasaportes por si era necesario transferir a Rodrigo a un hospital en Estados Unidos.
Había pasado ya 36 horas sin orinar y el traslado al hospital St. Petersburg era cada vez más necesario. “Ese día fue uno de los más difíciles de mi vida, al entregar a mi hijo, pero al ver al equipo tan preparado que lo iba a recibir, sentí un gran alivio”. Ella se tuvo que quedar unos días más para recuperarse de la cesárea y fue el papá quien acompañó a Rodrigo a Estados Unidos.
Ahí comenzó una aventura que no sabían cuánto tiempo duraría, pues los prematuros usualmente necesitan quedarse hospitalizados varias semanas. Con ello surgieron otra serie de problemas, pues ya de por si la cuenta hospitalaria iba a ser más de lo que ellos podían pagar, y además tendrían que tomar en cuenta hospedaje y gastos diarios. Sin embargo, el hospital St. Petersburg ya había tramitado un seguro para el recién nacido y habían tramitado hospedaje en una de las tres Casas Ronald McDonald del área.
El día que ingresó al hospital, Rodrigo orinó, y aunque esa era buena señal todos sus indicadores estaban complicados por lo que tenía que estar en constante monitoreo. Isabel se fue el sábado a Florida, tan solo cuatro días después de su cesárea, pero ni recuerda mucho de su propia recuperación ya que su enfoque principal era su hijo. Para el equipo médico era de suma importancia que Isabel estuviera con su bebé, las enfermeras cambian de turno al igual que los doctores y ella sería la única constante. “La primera vez que lo sostuve en mis brazos, el bebé se calmó de inmediato, fue mágico.
”La Casa Ronald McDonald donde se hospedaban les ofreció una habitación de una cama, a 10 minutos del hospital, y se ofrecía un bus de parte del hospital para trasladar de un lugar a otro. Cuando finalizó la primera semana en Estados Unidos el esposo de Isabel tuvo que regresar a Guatemala porque no había arreglado nada en su trabajo, ella se quedó. La ventaja de nuestra cultura es que contamos con una red de apoyo fuerte que es la familia y las hijas de Isabel estaban siendo cuidadas por sus abuelos, y entre los familiares decidieron alternarse quién se iba a Florida cada semana para cuidar de Isabel en lo que se pudiera.Una de las Casas en donde se hospedó la familia, estaba ubicada dentro de la Emergencia del hospital y era solo para familiares cuyos hijos estuvieran ingresados en la Emergencia. “La segunda Casa Ronald McDonald donde me quede, se parece mucho a la de aquí de Guatemala, al entrar a conocer la de aquí tuve flashbacks”. Comenta Isabel en su entrevista para LOOK Magazine.
Rodrigo tiene hoy cuatro años y es un niño inteligente y amoroso. Un niño que a pesar de todo los escenarios posibles, es saludable y feliz. La Casa Ronald McDonald le ofreció a Isabel la oportunidad de enfocarse únicamente en lo importante, su hijo. En la Casa Ronald McDonald, proveen de los tres tiempos de comida y los insumos diarios necesarios. Se cobra una tarifa mínima pero aun ésta es opcional para aquellos casos de condiciones económicas más limitadas. Se ofrece una variedad de habitaciones que suplen las necesidades de familias
diferentes, algunas con una sola cama, otras con literas, otras con cuna. Muchas familias no cuentan con el apoyo familiar tan cercano y tienen que viajar con todos los hijos, por lo que se ofrece una variedad de actividades para que tengan entretención en la Casa Ronald McDonald y les entregan regalitos a los niños, usualmente donados.
Los fines de semana se planifican actividades para que las familias reciban visitas de sus seres queridos. El único compromiso de cada familia tiene, es encargarse de la limpieza de su propio cuarto y contribuir con la limpieza general de la casa. A Isabel le tocó aspirar el piso alfombrado y estaba a cargo de la limpieza del área de lavandería, tareas que hicieron sus acompañantes para que ella se pudiera dedicar por completo a Rodrigo, quien también se hospedó en la Casa Ronald McDonald los últimos 5 días de su recuperación.
“Rodrigo jamás tuvo un retroceso, es un niño campeón. La Casa Ronald McDonald le quita a uno muchas preocupaciones al momento de que un hijo este mal. Es una ayuda que no tiene precio, ahora cuando un hijo de algún conocido se pone mal es lo primero que recomiendo, no hay de qué preocuparse, en definitiva hay una Casa Ronald McDonald cerca”.