SOMOS SWINGERS
Esta entrevista es apenas un pestañazo a un mundo poco convencional. Uno cuyos habitantes comparten fantasías y las llevan a cabo.
Personas que puedes encontrar camino al trabajo de lunes a viernes, con distintas profesiones, rutinas y familias; eso si, una vez a la semana se permiten otra forma de expresión. LOOK platico con la pareja de swingers más famosa de Guatemala
No sabía a quién me toparía ¿acaso a una pareja que gusta vestir a juego?, ¿acaso el hombre de saco y la chica de vestido que disfrutaban su café? O tal vez eran los dos que veían el menú sin saber qué elegir. Tomé asiento en una mesa y vi mi teléfono. Pilly y Ricke no eran ninguno de los anteriores, por medio de un mensajito me comunicaban que venían cerca.
¿Cómo lucían ellos y de qué hablamos? Sigan leyendo para descubrirlo. Pero antes de empezar, un momento que llamó mi atención y les ayudará a apreciar mejor este texto: después de una animada charla de hora y media, se me ocurrió preguntar por qué se atrevían a fungir como una suerte de voceros del movimiento. Ricke muy serio me vio y contestó, “me parece que, en el fondo, consideras que lo que hacemos está mal ¿por qué habría de esconderme? No hago nada malo, no pervierto a nadie, no obligo a nadie a venir a mis fiestas…”. Le respondí que, así como cualquier movimiento o sector tenía a sus representantes –personas que de alguna forma asumen el liderazgo y defienden su forma de pensar, gente que tiene mayor facilidad de comunicación y una mayor presencia– no comprendía cómo habían llegado ellos a ser los referentes del tema. Su semblante cambió. No buscaba ofenderlo, solo conocer su visión. Sin embargo, lo entiendo: en una sociedad como la nuestra es fácil levantar el dedo y acusar prácticas distintas a las convencionales; es común criticar sin ahondar en un tema o conocerlo realmente. De ahí el compromiso que asumí de transcribir nuestra charla para que cualquier lector conozca un poco más a cerca de este estilo de vida.
No me animé a preguntar si podía asistir a una de sus fiestas. Lo admito, soy una mojigata. Y está bien. Como dicen Pilly y Ricke, “ser swinger no es para todos”. Ella es una mujer escultural, de rostro amable, ojos oscuros, enmarcados en gafas de montura transparente y uñas moradas. Él, un hombre de profundos ojos verdes, cabello engominado y cuerpo atlético. Ambos con un cutis envidiable, carisma y facilidad de expresión. La suya es una historia de amor de colegio. Pilly lo veía en la parada de bus y su corazón se aceleraba. En una kermesse coincidieron, tendrían 13 o 14 años cuando se encontraron frente a frente y se “casaron” en uno de esos juegos que los estudiantes de colegios solo de niños o solo de niñas realizaban como una excusa inocente para conocer personas de otro sexo. Eso fue todo. Cinco años después la vida los llevaría a coincidir y a iniciar una relación. En uno de sus encuentros decidieron compartir sus fantasías, se dieron cuenta que ambos eran desinhibidos, atrevidos y querían hacerlas realidad. Buscaron y encontraron en el movimiento swinger una respuesta. Su primera experiencia fue en Costa Rica porque en el país no había un club para realizar estas prácticas.
Googlear “swinger” significa encontrar respuestas como “intercambio de parejas”, “pero este es solo el tema controversial del swinger, esta no es su esencia”, dice Ricke, con un tono de voz similar al que emplea un maestro cuando explica la lección y cuenta todo el proceso que deben pasar dos personas que desean unirse a las fiestas más extravagantes de Guatemala.
RICKE’S PLACE
La comunidad en Facebook alberga a más de 16 mil personas, hombres y mujeres de Guatemala y otros países que comparten el gusto por este estilo de vida. “Hay personas de México y Centroamérica que vienen el fin de semana exclusivamente a nuestras fiestas”, cuenta Pilly. Pero ¿qué es y qué no es un swinger? Ella tiene la respuesta: “son parejas formales que tienen fantasías sexuales y desean llevarlas a cabo. Son hombres y mujeres que tienen la capacidad de explorar, que se sienten bien con su cuerpo y buscan vivir juntos sus aventuras”. Ella asegura que la práctica ayuda a fortalecer la comunicación.
“Yo comparto a la persona que más amo y espero lo mismo de vuelta. No haré algo sin su consentimiento”, dice Ricke. De ahí que haya un proceso de selección de invitados tan minucioso. “En Ricke’s Place no aceptamos parejas de amigos, hombres solos o amantes. No nos parece correcto que un hombre o mujer deje en casa a su pareja y esté aquí con alguien más”. De ahí que entrevisten a los candidatos para conocer por qué quieren asistir, para identificar si alguien de los dos va obligado, para determinar que realmente haya un vínculo que los una. Después de todo, con más de una década de experiencia les es fácil platicar pocos minutos con alguien para detectar si miente o no.
El mundo swinger espera que sus prácticas se lleven a cabo en un ambiente de libertad y respeto. Por eso su regla de oro es: “no es no, y no se pregunta por qué”.
FILTRO UNO
Muchas parejas fantasean: hay un grupo que deja todo acomodado en algún recoveco de su imaginación; hay un segundo grupo, los que llevan o quieren llevar a la práctica lo que desean, estas últimas se comunican con Pilly y Ricke. Al principio se reunían en un café para entrevistar a los postulantes. “A veces nos critican, nos dicen que somos prejuiciosos para elegir; sin embargo, es mi casa y son mis reglas, yo decido quién entra y quién no. También sé qué perfil de persona se llevará bien con los otros miembros del lugar”, explica Ricke.
Pero hubo un momento donde empezaron a tener una entrevista por día, así que decidieron que los interesados podían asistir a un Meet & Greet para que se conocieran y conocerlos.
FILTRO DOS
Si tuvieron suerte y pasaron el filtro uno, se les invita a una velada. En esta actividad otros miembros de Ricke’s Place interactuarán con los postulantes. Pilly y Ricke insisten en explicar que en sus fiestas no solo se llega al plano físico, “hay quienes solo llegan a bailar, otras personas van a platicar”. Aunque también hay parejas que conocen a otras que les agradan, resulta que tienen las mismas fantasías, entonces las probabilidades se alinean y a veces, se concretan.
¿Cómo solucionan que nadie se enamore del esposo o esposa de la otra pareja? “Es simple. Aquí no vienes a buscar amigos o compadres, vienes a hacer realidad fantasías con cómplices. Por eso no queremos aceptar personas solteras, una persona así no tiene nada qué perder”, responde Ricke. También por eso insisten en que los asistentes sean parejas estables, donde ambos estén porque desean y consideren los sentimientos de la otra persona. Los swingers se jactan de no ser celosos o inseguros, solo buscan aventuras y reuniones alegres. No buscan problemas. Si alguien se pasa de copas o lo descubren con alguna otra sustancia, se le veta por siempre la entrada.
Las palabras de amor se guardan para la pareja, no para los cómplices swingers.
FILTRO TRES
Quienes llegaron hasta este punto fueron aceptados por la comunidad. Las fiestas ascienden a un cover desde Q300 hasta Q1,000 por pareja. Ricke y Pilly aseguran que ser swinger afianzó su relación, “es más, redujo peleas entre nosotros”.
En una fiesta swinger vale más la química que la física, así que hay todo tipo de perfil profesional, distintos tipos de cuerpos, cabellos y pensamientos. Ricke’s Place ha llegado a albergar a más de 100 parejas, aunque los anfitriones han participado en eventos con más de 5 mil parejas. Incluso tuvieron una experiencia en un crucero swinger.
Más de una década de experiencia certifica a Ricke y a Pilly para hablar del tema, “somos personas normales que trabajan de lunes a viernes y que salen de la rutina los fines de semana” .