Stephanie Zelaya
Cantautora
Ciudad de Guatemala
¿A qué te dedicas? Soy cantautora y a eso me dedico 100%.
¿Qué es ser mujer para ti? Me siento súper orgullosa de ser mujer porque creo que todas tenemos una fuerza especial para alcanzar absolutamente todo lo que nos propongamos. Nunca nos damos por vencidas y tenemos una intuición única que nos guía en los momentos más difíciles. Nos ayuda a aconsejar a la gente que más queremos, nuestra familia, los que tenemos cerca. También creo que somos apasionadas. Las mujeres lo damos todo por algo o alguien que amamos.
¿Para ti qué es ser chapina? ¡Chapina! No importa a dónde vaya, me siento orgullosa de Guatemala. Soy amante de sus paisajes y colores que creo que emanan muchísima alegría, su comida pero sobre todo, su gente. No importa en qué lugar del mundo esté, me encuentro con algún chapín e inmediatamente me siento en casa.
¿Qué crees que tienen las mujeres guatemaltecas que no tienen otras mujeres? Las mujeres guatemaltecas tienen garra. Nunca se dan por vencidas y están dispuestas a hacer lo que sea por lo que aman. No importa de qué lugar vengan o qué hacen, sueñan en grande y trabajan sin descanso.
Nombra a una mujer que admires. Mi mamá 100%. La admiro tanto en lo profesional como en lo familiar. Es una persona que ha estado en mi vida en absolutamente todos los momentos importantes desde que soy muy pequeña. Es una mujer ejemplar. Y no solo eso, como profesional, es inteligente, emprendedora, decana de la Facultad de Ciencias Económicas.
¿Qué querías ser de niña? Desde chiquita he sido muy alegre, muy aventurera. En mi casa siempre me enseñaron a ser libre, a soñar en grande, a ser responsable y que podía ser lo que me propusiera. Me encantaba la música porque mi abuelo me enseñó a cantar desde que tengo memoria. A los 9 años empecé a tomar clases aquí, con Angélica Rosa. Y poco a poco fui descubriendo otros géneros.
¿En qué momento de tu vida dijiste que te querías dedicar a la música? La verdad es que era algo que había querido desde muy pequeña. Para mis cumpleaños pedía que me obsequiaran videos de mis artistas favoritas, sus conciertos. Y yo los miraba y siempre decía: “algún día quiero estar ahí”. En el primer año de universidad me apunté a un curso de verano en Nueva York de teatro musical. Y estando allá me di cuenta que era lo que amaba hacer, y que si no me atrevía a decirlo y a trabajar por ello, pues difícilmente lo iba a lograr. Tomé la decisión de mudarme a Los Ángeles una vez me graduara. Y literalmente me gradué y al siguiente mes estaba en Los Ángeles.
En los momentos más duros de tu vida ¿qué te ha hecho continuar? Yo siempre les digo: “suena muy lindo y en redes se ve muy bonito”. Pero como todo emprendimiento y todo en la vida, no importa qué decida uno soñar, hay momentos difíciles y hay momentos donde uno dice: “¿de verdad estoy haciendo esto?”. A mí lo que me da esa fuerza para seguir adelante es mi familia, mi esposo. Para mí no hay opción, no hay plan B. No hago esto como hobbie. Este es mi único plan y mi única meta de vida.
¿De cuál de tus talentos te sientes más orgullosa? Me siento muy bendecida y agradecida con todos los talentos que Dios me ha dado. Creo que mi talento de cantar, mi talento de componer, es algo que vale oro. Es un regalo que Dios me dio: el poder transmitir mi forma de ver el mundo, mis sentimientos, en música. Y que otra gente pueda hacerla suya.