The emergence of great ideas
El proceso creativo para obtener nuevas ideas no está claro, ni siquiera para los más grandes inventores; pero, sin duda, las personas que frecuentemente producen pensamientos acerca de crear e innovar tienen factores similares, como el interés, los hábitos, y el espacio en donde se desenvuelven.
Normalmente cuando nos enfocamos en crear nos esforzamos para que de nuestra mente broten nuevas ideas. Aunque puede que haya a quienes les funcione esta manera de generar, los pensamientos más ingenuos se ven ligados al conocimiento, estudio, a la sed de saber e informarse, este como un punto de partida para imaginar nuevas posibilidades.
Si repasamos la historia del pensamiento humano podría parecer que pensar distinto es algo muy complejo, independientemente de la época y la sociedad en la que se viva. Sin embargo, al reflexionar acerca de los más grandes descubrimientos e inventos elaborados, nos damos cuenta que las ideas, aunque fallen, no son malas, simplemente son perfectibles.
Es aquí en donde no solo se habla acerca de cómo generar, sino cómo pulir una idea, darle forma, sentido y una guía para que sea realizable. Luego de que ésta parezca razonable se puede ejecutar con el mismo ánimo, ya sea de obtener los resultados deseados o nuevamente ajustarla hasta comprobar que es posible.
Las ideas no siempre pasan de la mente a la realidad con inmediatez, y esto no es motivo de desanimo, al contrario, esto quiere decir que lo que se está construyendo es grande. Incluso cuando se trata de innovar una idea antigua, que a pesar de tener ya un prototipo, ésta necesita ser mejorada para en realidad cumplir con su propósito.
Who are the ones that constantly create?
Todos. El sistema y la educación nos han hecho creer que solamente aquellos llamados “científicos” o “artistas” son los que tienen el don de constantemente generar nuevas ideas, diseños, arquetipos, obras y modelos; pero, lo que hemos ignorado por mucho tiempo es que en dentro de nuestra rutina también creamos.
De acuerdo con un ensayo acerca de la creatividad del escritor y bioquímico, Isaac Asimov, en 1959, y publicado en MIT Technology Review en 2014, las personas más propensas a lograr lo que imaginan son las que están dispuestas a desafiar la razón, la autoridad y el sentido común, son seguras de sí mismas y excéntricas.
En el documento, el profesional añade que las nuevas ideas surgen con mayor probabilidad de aquellos que tienen una formación más extensa, mayor interés por lo que ocurre a su alrededor y que no es convencional en cuanto a sus hábitos, un curioso innato que necesita del aislamiento para trabajar continuamente en lo que surge de sus pensamientos.
Estos momento de soledad que menciona Asimov ocurren por distintos motivos, entre estos por el hecho de que la personas creativas están constante conectando información y datos, inclusive, como menciona él, cuando ni siquiera están siendo conscientes de ello, pues es parte de su naturaleza dar forma a lo que visualizan.
Por otro lado, retirarse de la conglomeración funciona para que el ruido de las voces externas no apague la interna, ya que la presencia de más personas puede impedir que el proceso fluya con naturalidad, en un ambiente en donde debe reinar un sentido de permisividad, aceptación y armonía.
El escritor asegura que las más grandes ideas no provienen de donde hay presión, responsabilidad, o donde el dinero es el principal intermediario para que surjan. Éstas nacen del conocimiento, de quienes están despiertos absorbiendo y tomando de la naturaleza lo que les sea útil para crear una y otra vez.