Diane Bathen y la historia de su puesta en escena
Su más reciente debut en la película Temblores, del director Jayro Bustamante, ha puesto a esta mujer bajo los fotos del talento, arte y cine, convirtiéndola en una referencia de las artes escénicas con un trayectoria que comienza desde los 16 años.
Diane es una manera de decir “mujer divina”, aquella que destaca por sus cualidades, bondades y grandezas. Este nombre representa con justa precisión a Diane Bathen, persona que busca, aprende y vive los momentos a su paso con admiración y amor por la vida con el fin de crecer, despertar y crear conexiones para recibir y compartir.
La energía vibrante de esta mujer se deja entrever en sus ojos brillantes, en su rostro iluminado naturalmente, un temple sereno y su espíritu perseverante. La historia de cómo ha logrado posicionarse en la escena artística va más allá de su belleza y estilo, características por las cuales ha sido destacada, pues se le atribuye simplemente al ímpetu de tomar las oportunidades de incursionar en esta industria.
“Siempre he pensado que la vida me ubicó, por dicha, en un entorno de expresiones artísticas que me han inspirado a fluir por estos rumbos”, asegura Diane.
Para ella nada es casualidad y tampoco le parece relevante develar el momento en que comenzó a interesarse por el ámbito artístico. Lo que verdaderamente le importa es el detrás de todo lo que ha dirigido su historia desde que tenía 16 años, edad en la que incursionó en proyectos de fotografía, editoriales de revistas, campañas y moda, hasta ahora que ha llegado a ser parte de la cinemática.
Su notoriedad como actriz
‘Temblores’ es el nombre de la producción, dirigida por Jayro Bustamante, que le abrió las puertas a Diane en 2018 para exponerse ante el público como actriz. Su papel como mujer y esposa ante una situación complicada y poco aceptada por la sociedad la ha convertido en un ejemplo de historias no tan alejadas a la realidad y cotidianidad.
Esta realización llegó en un momento ideal de su vida, lleno de transformaciones. El haber sido parte de ella ha sido de gran importancia, especialmente por representar a tantas mujeres que, ante una sociedad como la guatemalteca, prefiere reprimir su realización antes de perjudicar su imagen con prejuicios.
“Al inicio sentí miedo a la fragilidad a la que estaría expuesta en esta preparación actoral, pero decidí aferrarme a la razón por la que acepté y recordé que para evolucionar debemos de permitir el desequilibrio que nos lleva a un nuevo ordenamiento”, manifiesta la actriz.
La experiencia le ha parecido increíble. Pese a que aún no tiene la certeza de si en la actuación logrará lo que ha experimentado con el modelaje, pone todo su empeño para captar y exteriorizar todos los registros de los diversos roles que le esperan por interpretar; disfrutando, por supuesto, del proceso.
Espacios de inspiración
De acuerdo con Diane, vivir la experiencia plena del continuo crecimiento implica mucho más que solamente beneficios propios, sino también conlleva el ser luz para otras mujeres y ser escalón para las nuevas generaciones. Así es como practica el ejemplo y motiva a quienes la admiran a convertirse en lo que anhelan.
A título personal, su más grande inspiración es la naturaleza, en su sentido más amplio; así como todo lo que proviene y la transforma de manera orgánica, como el efecto de las fuerzas que la interceptan, entre estas el amor.
“No ha habido inspiración más grande que dar vida y poder tomar consciencia de la fluidez e importancia del amor para crecer”, asegura Diane.
Ahora con un espacio dentro del séptimo arte, esta mujer, madre y actriz asegura que el cine es una herramienta para empoderar a otras y transformar positivamente una sociedad, ya que tanto en la pantalla como detrás de ella tenemos un papel importante, reconocido o no, que debemos cumplir
“Cuanto más te acercas a tu verdad, ésta te permite sentir bienestar y armonía de tus pensamientos, sentimientos y acciones… Está en nosotros buscar esa luz y contagiar a nuestro alrededor”, puntualiza Diane.