How to deal and prevent Burnout Syndrome
En la actualidad la sociedad vive en la época Post-Moderna que dicta lo que debemos tener, hacer y ser, generando presiones por lograr el ‘yo ideal’ a expensas del ‘yo real’. A raíz de esto surge la ambición y el estrés acumulado que pueden llevar a las personas a ‘quemarse’, como sucede en el ámbito laborar con el Síndrome de Burnout, el cual debemos aprender a dejar con estrategias que nos alejan de la felicidad artificial.
El hombre Post-Moderno es una persona desilusionada, centrada en lo físico, apática, ausente y entregada al consumo instantáneo en la búsqueda del placer y satisfacción. Para éste las metas se vuelven más altas y difíciles de alcanzar cuando los expertos aseguran que tenemos cerca de 600 mil pensamientos diarios y el 80% de ellos son negativos.
Con estos datos y al ser conscientes del estilo de vida que varias personas tienen, pareciera como si dentro de cada uno de nosotros hubiese una batalla constante, un diálogo pernicioso que lucha por salvar el orgullo y sobre todo la imagen, llegando a afectar lo más profundo de nuestro ser: el prestigio y, por ende, el ego.
La sensación de vacío y descontento por no alcanzar varios de los objetivos trazados, abre paso a un estado de zozobra y activación que pueden llevar a un individuo a la desadaptación en su entorno a causa del estrés y ansiedad, conocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el Síndrome de Burnout, el cual genera en un profesional el agotamiento y relaciones conflictivas en la actividad laboral.
Las causas del problema
De acuerdo con la Lic. Mary de Peralta, psicóloga clínica enfocada en el bienestar del ser humano, en la actualidad las personas son susceptibles a enfermedades que generan la amenaza de un futuro incierto (estrés e infarto), el sobrepeso de un pasado intolerable (depresión y cáncer), o incluso ambas, las cuales pueden llevar a casos de gastritis, consumo de antidepresivos y pastillas para dormir.
“Cuando existe un estado de estrés sostenido y crónico se produce el incremento de ciertas sustancias nocivas para la actividad cardiovascular normal. Al mismo tiempo, la frustración genera hostilidad y agresión, dando lugar a las alteraciones patológicas, a debilitación del sistema inmunológico y el retraso de la curación en caso exista una enfermedad”, menciona la profesional.
Junto al estrés, la ansiedad también es un factor que entra en juego cuando se trata del Síndrome de Burnout, ya que está asociada habitualmente con las preocupaciones excesivas. Sin embargo, puede ser tratada con el cambio de creencias, al examinar las hiperreflexiones y utilizar la Intención Paradójica para adoptar una actitud frente a ella.
“El problema esencial, tanto del Burnout como del estrés, es el excesivo desgaste emocional”, asegura la psicóloga.
La Lic. de Peralta hace énfasis en que la sana Formación de las Emociones es la mejor inversión personal, debido a que siempre estamos haciendo pequeños ajustes en nuestras vidas con el intento de enterrar dolor o esconder defectos con el propósito de que otros nos acepten. Una vez que desechamos los pensamientos negativos, nos damos cuenta de que no somos lo que pensamos, sino lo que queremos llegar a ser.
Como decía el gran psiquíatra Víctor Frankl, “una dimensión espiritual donde yo decido mi manera de pensar.” El ser humano es algo más que una colección de instintos desordenados y reprimidos por la sociedad, es capaz de perfeccionarse, restaurarse y alcanzar niveles de madurez cuando logra el equilibrio de sus emociones.
Reflexión y cambios
Las tendencias perfeccionistas que afectan el orgullo, que es la manifestación de la cantidad de ego que tenemos por ser aceptados por los demás; la visión pesimista de nosotros mismos y el mundo, y la necesidad de tenerlo absolutamente todo bajo control, son causas directas del Síndrome de Burnout, de acuerdo con la experta.
En el preciso momento en que una persona quiere demostrar algo a otro, se convierte en un esclavo. De aquí surge la necesidad de comprender y ser conscientes de que la no aprobación de los demás no es lo que nos perjudica, sino la debilidad propia del deseo de agradar a nuestros semejantes es lo verdaderamente amenazante.
“El ego es un papel que desempañamos y representa una forma distorsionada de vivir, además le gusta la aprobación, controlar las situaciones y se apoya en el poder, lo cual le produce temor. Sin embargo, al aceptarnos a nosotros mismos, podemos mirar la realidad con otro sentido, conocernos mejor, crecer y manejar nuestras emociones y pensamientos con sabiduría”, puntualiza la psicóloga.
Encontrar el balance, enfocarnos y transformar el estilo de vida está principalmente en consonancia con velar por nuestro ‘sentido de vida’, sin que se vea atado a las respuestas o consentimiento de otros, pues cada uno tiene la potestad de elegir lo que le satisface, aprender a saciarnos espiritualmente y alcanzar la madurez de aprender de los procesos y respetar los tiempos en que alcanzamos nuestros sueños en la vida.