Viviendo en plenitud
Te has detenido un momento a cuestionarte ¿qué significa ‘vivir plenamente’?
A lo mejor la respuesta no es concreta, pero comprende el valorar todo lo que como seres humanos tenemos hoy, el momento y tiempo perfecto.
Después de 36 años, de un día para el otro, Cristina Santos entendió lo que esta frase verdaderamente quiere decir luego de un diagnóstico que de a poco le ha cambiado la vida y que representa un nuevo reto en cuanto a crecimiento espiritual para ella y su familia. Hoy, esta diseñadora de joyas y mujer empresaria se encuentra escribiendo una nueva historia, llena de fe, amor y esperanza puesta en el porvenir.
Esta mujer es un libro abierto, lleno de páginas que relatan con honestidad y franqueza el trayecto de su vida, el cual se ha encaminado hacia el positivismo pese a la adversidad de acontecimientos ocurridos en ella. La valentía con la que ha emprendido aventuras desconocidas, nos demuestra cómo es que el éxito llega a quienes están dispuestos a encontrarlo.
Con el optimismo que la caracteriza, entrevistamos a Cristina Santos fuera de Guatemala, en su nuevo hogar, en una zona muy cercana al mar que recurrentemente recorre para conocer y así apreciar en lo cotidiano la belleza de la vida, especialmente en el océano infinito, las playas, las bicicletas que transitan sin parar y a las personas que con energía se dirigen a hacer surf.
La actitud es una de las principales herramientas que le han permitido a esta mujer transformar cualquier situación en motivo de fortaleza y perseverancia, demostrándonos a todos los que la rodeamos y la conocemos lo que es forjar la propia llave que abre todas las puertas de nuestro destino, del camino que anhelamos tomar; es por eso que la admiramos.
El día que pasamos junto a Cristina comenzó muy temprano, tanto que sus hijos aún dormían cuando tuvimos la dicha de conocer su casa temporal, un hogar decorado con detalles tan exquisitos como su estilo, que la aguarda cada vez con más ansias al verla renovada, resplandeciente y con la misma ilusión de como la recordábamos desde que la conocimos en la joyería C’Santos.
Mientras caminábamos hacia la playa nos confiesa cómo es que siempre ha sido una fiel admiradora del mar, y cómo es que en esta etapa de su vida tuvo la oportunidad de elegir vivir junto a él. “Escogí ver con ojos de bendición y vivir al lado de una de las grandezas de la creación, el mar”, asegura con humildad.
Mareas bajas y altas
En el transcurso del día, mientras realizamos una sesión fotográfica, nos comparte que la vida se ve determinada por una serie de etapas que forman a una persona, éstas pueden ser lecciones que se reparten entre el dolor y el amor, pero que si se está dispuesta a sacar lo mejor de cada una, desembocan en el aprendizaje, aceptación y sanación; algo de lo que ha sido consciente desde pequeña.
La virtud de la valentía por enfrentar distintas situaciones han convertido a Cristina en una mujer fuerte y determinada. A sus nueve años de edad, el repentino fallecimiento de su padre marcó su vida, aunque también solidificó aún más la relación familiar, la hizo crecer con las herramientas necesarias para ser independiente y la encausó por el camino de vivir plenamente la vida, el mayor regalo que se tiene como ser humano.
El éxito que hoy representa no ha sido algo instantáneo ni fácil, es la suma de lecciones y esfuerzos que sabido aprovechar a su favor. El apoyo de su madre ha sido vital para esto, y también para cumplir uno de sus sueños: estudiar joyería y gemología en el Gemological Institute of America -GIA- en San Diego, California, lugar que por siete años fue su hogar, en donde, además de enriquecimiento académico y práctico, descubrió la profunda admiración hacia el efecto calmante y sanador del mar.
“Durante esta etapa el mar se llevó las inseguridades de una niña y devolvió a una mujer segura de si misma, pero siempre con la humildad de reconocer la belleza interior de los seres humanos que la rodean. Tal vez por este motivo el universo me obliga a regresar al mar para ‘re-ground myself’ y dar los próximos pasos a una evolución interior”, asegura Cristina.
Luego de terminar con sus estudios y trabajar en el departamento de joyería fina en Nordstrom, en el Jewelers Exchange de San Diego y en el servicio al cliente y de operaciones de la joyería Tiffany and Co., decidió retornar a Guatemala con la motivación y los sueños más grandes que le abrirían paso al éxito de su carrera.
El panorama cambió por completo, ya que a su regreso conoció a su esposo, con quien tiene tres hijos y acaba de cumplir 10 años de casada; y quien además ha sido el apoyo incondicional para establecer la marca de C’Santos, bajo la cual diseña sus propias colecciones, ha abierto cinco tiendas y da empleo a varios guatemaltecos.
Profunda sanación junto al mar
Hoy, más que nunca, Cristina tiene claro lo que quiere en la vida: “vivir plenamente” mientras persigue sus sueños con el mismo anhelo que desde joven. Esto lo logra acompañada de un viejo amigo, el mar, el cual la ha invitado a reflexionar sobre lo más importante y lo que más atesora en su vida: la comunión familiar.
Tras meditar un poco lo que está por decir, esta mujer de espíritu perseverante, sonrisa amplia y mirada dulce, se sincera con nosotros y dice: “El mar se ha encargado de llevarse las inseguridades, lo material, lo mundano, y me ha devuelto el placer de lo sencillo y esencial.”
Junto a la brisa, Cristina fluye hacia su destino con la mejor actitud, siempre con la idea de construir y emprender desde los distintos ámbitos de su vida, tanto en su carrera como diseñadora, artista y empresaria, como en su vida personal al ser esposa, madre y ser humano ahora con más consciencia de lo que es verdaderamente esencial en estos momentos.
Como bien lo dice ella “los problemas de la salud no te vuelve santo”, pero sí creemos firmemente en que cada palabra, acción y gesto que viene de Cristina es puro, dejando a su paso una gran enseñanza de lo que es la constancia, coraje y valor. La admiración que provoca en otros, es la misma que ella tiene hacia la vida, la que hoy sana a su ritmo.
“Toda la creación está resuelta y todo tiene una razón.”
– Cristina Santos.