El poder de nuestro cuerpo: la armonía entre la salud y el bienestar
Por Hedi Andrade
El cuerpo es la creación más perfecta: se toma el tiempo necesario para crearse con el mínimo detalle, donde cada engranaje cuadra perfectamente, cada célula cumple con una función y juntas crean órganos y realizan procesos que parecieran tan básicos como el maravilloso hecho de respirar. El cuerpo siempre trabaja a favor de la sobrevivencia y de preservar la vida, se acopla y trata de encontrar el balance para cumplir con los requerimientos a los que esté expuesto. Entonces ¿por qué temerle al cuidado del cuerpo? ¿Por qué dudar de sus capacidades y funciones? ¿Por qué atemorizarnos de hablar de él, de conocerlo a profundidad?
Nada es ajeno, todo está conectado. Somos un ser integral, mente, cuerpo y espíritu. El cuidado de la salud empieza desde cambiar la perspectiva a hacia una visión positiva y dejar atrás las creencias de miedo que provocan el acudir a un especialista de la salud. Se cree que consultar al médico será porque estamos mal de salud, para recibir malas noticias o malos tratos por parte del personal, pero esta idea no es del todo cierta. El enfoque de buscar una atención médica es para hacer el mejor uso de este servicio, sacar provecho de la información que este proveedor nos ofrece, conocer cómo funciona el cuerpo, conocer los procesos normales y anormales, saber de que requiere nuestro cuerpo para trabajar óptimamente y recibir atención preventiva y tratamiento en el momento oportuno. El temor al conocimiento delega responsabilidad sobre las decisiones acerca nuestro cuerpo a alguien más. El conocimiento es un arma que nos el poder de tomar decisiones informadas y conscientes acerca de nuestro cuerpo. Al empezar a nombrar a las partes del cuerpo por su nombre, normalizar sus procesos y verlos como un acto vivo, encontrar el proveedor de salud que simpatice y empatice con el paciente, generar el ambiente de confianza y dar la importancia que tiene el trabajo integral y multidisciplinario permitirá que la experiencia sea satisfactoria y positiva.
En el enfoque obstétrico es imposible desligar la atención integral en el embarazo, parto y postparto, ya que su fisiológica tiene un gran componente emocional que es pieza fundamental para llevar estos procesos de la manera más sana y propia, como un proceso para la que el cuerpo humano fue creado. Creencias de miedo, traumas previos, historias familiares y del propio nacimiento pueden contribuir o inhibir el desarrollo de este proceso tan natural como es el parto.
El cuerpo trabaja a tu favor, y si se presenta la creencia de miedo tendrá una respuesta fisiológica a esa emoción. El cuerpo se preparará para este evento que según las señales que estamos mandado, si hay miedo y ansiedad el asume que es hora de atacar o de salir corriendo, por las venas correrá adrenalina, secretará glucosa para tener energía suficiente, el corazón latirá más fuerte y bombeará más sangre por minuto y se inhibirá la función intestinal. Todo esto en respuesta a un escenario creado por nuestros pensamientos y emociones.
La confianza es el factor angular, tanto entre el paciente y el proveedor, como en las capacidades que tiene el cuerpo de llevar cabo todos sus procesos fisiológicos.
Confiar en el cuerpo como principio, conocerlo porque el cuerpo avisa cuando está en desbalance, la salud y la consulta a un médico no es temor, es conocimiento y amor propio. Es saber que nuestros pensamientos y acciones repercuten sobre nuestras células, es saber que nuestra alimentación y hábitos son la clave para mantener la homeostasis en el cuerpo, es hacernos responsables de nuestra salud. Los procesos femeninos como la menstruación, el parto y el embarazo son un reflejo de la armonía sana del cuerpo, no denigrarlos u ocultarlos porque son reflejo de nuestra buena salud y potencial de vida. Somos seres vivientes que aunque tengamos la intención de estar inmóviles, miles de partículas en nuestro cuerpo están en constante movimiento, creación y muerte. Somos integrales, por lo que debemos integrar nuestro cuerpo físico a nuestra conciencia diaria, honremos sus procesos y hagamos de nuestro cuidado físico un acto de amor.