Katia Monge
Para Katia Monge la moda está íntimamente relacionada con la vida, partiendo de la decisión que tomamos cada día al vestirnos y cómo ello moldea y refleja nuestra personalidad. Graduada del Instituto Marangoni de Milán, una de las escuelas más renombradas de la moda, actualmente colabora con la diseñadora colombiana Johanna Ortíz. Pero haber llegado hasta allí, dice, tiene que ver también con la experiencia que ha tenido realizando pasantías en diferentes compañías, el asistir a pasarelas y estar al tanto de la moda a través de diversas publicaciones. Es esto último lo que les aconseja a quienes quieran desarrollarse en ese ámbito, el cual requiere de un aprendizaje constante. Es un trabajo en el que se va creciendo poco a poco con la experiencia y que cuenta con diferentes campos de práctica, aparte del diseño.
La moda ha sido para Katia un estilo de vida y una pasión desde que tiene memoria. Desde muy niña se sentía inspirada por su abuela, quien siempre iba de tacones y de plumas, y conjugaba la experimentación con su vestimenta con el gusto por el deporte. ¡Incluso llegó a recortar las camisas de su padre para hacerle vestidos a sus muñecas! Hoy ha encontrado en el mundo de la moda un espacio para la creación, la expresión, y la oportunidad para generar piezas únicas a partir de su propia visión del mundo.
Fotografía: David Santiago
Vestido: Rue Cambon Gowns
Joyas: Ara Joyería
Otra gran inspiración la encontró desde muy jóven en Iris Apfel, creando tableros de Pinterest. El estilo de la empresaria y diseñadora de interiores estadounidense le hizo ver las posibilidades de expresión que existen en lo que vestimos. Desde entonces supo que quería estudiar moda y dedicarse a diseñar.
Consciente de la situación del planeta, a lo largo de su experiencia, Katia ha explorado múltiples posibilidades para el desarrollo de una moda sostenible. Desde que era estudiante se preocupaba por utilizar solo retazos o comprar telas sintéticas para guardarlas y evitar que acabaran en vertederos. Además, ha cultivado el hábito de comprar ropa de segunda mano, alejándose totalmente de las tendencias de compra incentivadas por el fast fashion. Se trata, subraya, de mejorar constantemente los hábitos de consumo para desarrollar una ética de compra. Esta visión la hace celebrar que la sostenibilidad se ha vuelto una tendencia en el mundo de la moda en años recientes. “Cada vez es menos bien visto comprar marcas de fast fashion”, apunta. En cambio, ahora se ha hecho más popular el uso de piezas de época que son únicas, reparar, intervenir o rehacer piezas ya existentes, cerrando el círculo vicioso de usar cosas nuevas todo el tiempo o para cada evento. También se aprecia más la calidad y la proveniencia de los textiles sobre su mero precio o aspecto evitando así el uso de materiales que son dañinos para el planeta.
Fotografía: David Santiago
Vestido: Rue Cambon Gowns
Joyas: Ara Joyería
No obstante, Katia saber que no existe ninguna práctica que sea 100% sostenible y esta es una realidad que le ha costado aceptar. Todos los procesos y uso de materiales tienen algún efecto negativo pero es posible elegir lo menos dañino posible y colaborar en prácticas de regeneración o rehabilitación del planeta por otras vías.
A partir de lo anterior, la diseñadora considera que es clave que en Guatemala valoremos lo que usamos no desde la perspectiva del consumismo y el valor adquisitivo sino por la conciencia con que ha sido producido y su calidad como material orgánico, sabiendo estilar una misma pieza de distintas maneras. A ella misma no le importa ponerse lo mismo muchas veces. Uno de sus secretos es buscarle una “segunda cara” a todas sus prendas. De hecho, algo que caracteriza su estilo personal es la experimentación con las combinaciones, usando generalmente colores neutros pero dándoles volúmen y textura.
Fotografía: David Santiago
Vestido: Carolina Herrera
Joyas: Ara Joyería
Ahora que se encuentra trabajando en Colombia, Katia encuentra muchas similitudes con el campo de la moda en Guatemala, si bien opina que todavía podemos aprender mucho y ampliar las posibilidades de ese mercado, por ejemplo, incentivando a los diseñadores a que se queden en el país y crezcan desde aquí. Ella misma desea regresar más adelante para compartir sus aprendizajes, crear su propia tienda y seguir participando en pasarelas locales.
