12: María Pacheco
María Pacheco es una mujer sencilla, espontánea, apasionada y cariñosa. Se ha dedicado a crear negocios incluyentes que facilitan el desarrollo económico de poblaciones rurales en Guatemala. Con una gran sonrisa y mucha energía, María nos contó acerca de Wakami, sus sueños, la importancia de ayudar y de cómo se puede promover el cambio para crear un mejor país.
En su adolescencia, cuando María empezó a viajar dentro del país, se percató del gran nivel de sufrimiento y pobreza en las áreas y comunidades rurales. “Sentí una conexión. Lo que más me dolía era ver a mamás enterrando a sus hijos, algunas por sucesos de la guerra y otras por el hambre y la pobreza. Eso me tocaba el corazón de una manera inexplicable y me indignaba el pensar que yo era parte de un país que permitiera eso”.
María es Bióloga y tiene una Maestría en Agricultura. Su trayectoria profesional comenzó con un proyecto forestal en Sacalá. Eventualmente, queriendo tener un mayor impacto en la comunidad rural de Guatemala y queriendo mejorar las condiciones de vida de muchos, María fundó una empresa, Kiej de los Bosques y una ONG llamada Comunidades de la Tierra.
“Si queremos un mundo con gente próspera en una tierra linda y bien cuidada, necesitamos trabajar para conseguirlo y es que en países como Guatemala, donde tienes tanta pobreza y necesidad, no podemos cuidar del ambiente si antes la gente no tiene formas de vivir. Por eso para mí toda esa búsqueda se ha convertido en descubrir que las empresas y los negocios son un vehículo importante porque generan y crean valor”.
En el 2006, María fundó Wakami, una marca que vincula a las comunidades rurales de Guatemala con diferentes mercados a nivel internacional. Lo mágico de Wakami es que,
“a través de una empresa de productos fashion, se transforman comunidades rurales al darle a las mujeres ingresos para mejorar la nutrición, el nivel de escolaridad, los hogares y con esto, mejorar el país”.
Los esfuerzos de María y su equipo son la fuerza detrás del éxito de Wakami, esto la llevó a ser una de las 3 mujeres que forman parte de FUNDESA y a recibir el Global Leadership Award por parte de Vital Voices—organización fundada por Hillary Clinton. Para María, haber recibido ese premio fue solo el inicio de una era para ella y para Guatemala.
Ella nos cuenta como, “si como mujer se tiene a alguien que lo estimula y apoya, uno sale adelante”. Por eso, María junto con varias mujeres fundó Voces Vitales Guatemala, un espacio para apoyar a las mujeres, enfocándose en generar educación y desarrollo económico.
“Una empresa como Wakami no hubiera podido nacer sin mujeres”.
Los esfuerzos de María siempre han tenido el objetivo de crear un bien común, de mejorar el país y la situación de varios guatemaltecos. Es por esto que el 2015 representa para ella “la ilusión de volar”. Lo que ha pasado este año a sido para María un “renacer de Guatemala. No sólo en lo que como guatemaltecos hicimos, sino que también en la forma en que lo hicimos”.
Este año Wakami ha volado hacia nuevos productos, nuevos mercados, nuevas formas de vender y nuevas formas de organizar a las comunidades. Ha sido un vuelo donde poco a poco han ido viendo los frutos, pero esto ha sido un viaje con un poco de turbulencia.
Por elección, Wakami trabaja con las comunidades más remotas y menos competitivas del país, lo cual significa menos ingresos y más tiempo estando en áreas apartadas.
“He tenido que estar bastante tiempo lejos de mis hijos, fuera de mi casa y he tenido que sacrificar relaciones personales. Pero estoy segura que esta es mi misión”.
María nos cuenta como, “siempre me veo como en un huerto orgánico mirando para atrás, diciendo qué lindo camino que hemos recorrido muchas personas juntas”. Y María va a seguir recorriendo este camino. Ella quiere ver una Guatemla mucho más fuerte que inspire al mundo; quiere seguir creando sistemas que permitan que comunidades rurales tengan acceso a mercados globales; y quiere ver a los hijos de las productoras de Wakami, desde todas partes del mundo, escribiendo mensajes de lo exitosos que son.
Cuéntanos un poco sobre tu niñez.
De pequeña me encantaba el campo. Era un poco tomboy, pues sentía que me daba más libertad. No me gustaba el rol que se asignaba a la mujer. Si usaba vestido era con shorts abajo para poder correr, saltar, escalar, sin limitaciones. Me fascinó el deporte, y fui campeona centroamericana de salto alto y subcampeona de pentatlón. Siempre me encantó el campo, el bosques y las comunidades. ¡Me daba un sentido de conexión y libertad de explorar!
¿Alguna vez imaginaste llegar a dónde estás hoy en día?
Nunca pensé que iba a ser empresaria, pero el sueño me llevó allí. Yo quería recuperar ecosistemas, pero las mujeres de las comunidades me decían: “María, si usted vende lo que hacemos, el resto lo podemos hacer nosotros”. Este pedido de las mujeres rurales cambió el rumbo de mi vida. Me di cuenta que sin ingresos, no se puede cuidar la familia, menos el ambiente. ¡Es por eso que las mujeres tenían razón! Generar ingresos es el primer paso para que los sueños de las mujeres rurales, los sueños de los que somos parte de la cadena y la posibilidad de cuidad la Tierra se hagan realidad.
Hoy digo con orgullo que soy empresaria, pues empresas que nacen en comunidades remotas de neutro país y llegan a los mercados del mundo, son empresas que empoderan, cambian, unen… Es la forma de alcanzar sueños colectivos e individuales.
¿Qué le aconsejas a la próxima generación de mujeres guatemaltecas?
Les diría que como mujeres, podemos dar vida (tengamos o no tengamos hijos). Y eso nos hace ver la vida y protegerla de una forma privilegiada. Esto hace que en diferentes espacios aportemos con una perspectiva diferente y complementaria a la de los hombres. ¡Somos diferentes! ¡Somos especiales!
Redacción: Cecilia Amador
Fotografía: Emmanuel García
Vestuario: Guishem
Joyería: Alessa Designs
Maquillaje: MAC Cosmetics
Peinado: Eddy Uker
Locación: Museo de Arte Moderno “Carlos Mérida”
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