Madurez emocional en el desarrollo infantil
Por María Andrée Neumann
Desde el nacimiento, las personas pasamos por un proceso evolutivo que termina en la edad adulta en donde, junto al desenvolvimiento físico, se produce también un desarrollo psicológico.
El desarrollo infantil es una época de muchos cambios, de nuevas adaptaciones que no siempre son graduales o con un tiempo definitivo. En el desarrollo del niño se observa que todas las etapas de madurez tienen un tiempo personal, por lo que no existe una fecha exacta en la cual se logra la madurez; a veces se habla de meses y otras de años.
La palabra madurez emocional suena muy duro para hablar de un pequeño, para definirlo y categorizarlo. Por eso es importante saber la definición y cómo podemos ayudar a nuestros pequeños a obtener la madurez emocional.
Una de las definiciones de la madurez emocional es: “ser capaz de aceptar la realidad de las personas y cosas tal cual son”. Podemos adaptar esta definición en un pequeño, como la capacidad para expresar sus emociones y reacciones delante a situaciones desadaptativas; por ejemplo, un nuevo hermanito, cambio de casa, colegio o una nueva adaptación.
Según Steiner (1998), la madurez emocional, está conformada por 3 capacidades:
– La capacidad para comprender las emociones.
– La capacidad para expresarlas de una manera productiva y
– La capacidad para escuchar a los demás y sentir empatía respecto de sus emociones.
Debemos de entender que cada niño es diferente y obtendrá la madurez de acuerdo a su desarrollo. Hay maneras de darnos cuenta que un niño no ha madurado emocionalmente. Por ejemplo, los berrinches; sin embargo, hay que recalcar que a los dos años de edad son normales. Ahora, cuando un niño mayor de dos años sigue con fuertes berrinches nos indica que tiene problemas para regular sus emociones.
La personalidad se desenvuelve de la mano de la socialización, en la que el niño absorbe o se da cuenta de las actitudes, valores y costumbres de la sociedad. Serán los padres los encargados de ayudar con esta tarea, a través de su amor y cuidados, esto quiere decir que, la vida familiar será el primer contacto con el aprendizaje emocional. Por otro lado, el desarrollo emocional también va a influir en las experiencias del niño, ayudando con el desarrollo de su personalidad.
Existen diferentes estudios que hablan que desde los dos años y medio, ya es posible educar las emociones y es ahí en donde entran los padres; ya que como todos sabemos los padres son la clave para desarrollar y educar a su hijo.
Los padres deben de enseñar a su hijo a pensar, validar y detectar las emociones, saber cómo se sienten y darse cuenta de cómo se sienten los demás. Muchas veces cometemos el error de decir: “el miedo no existe” o “no llores por eso”; ¿por qué? Si eso es lo que están sintiendo en ese momento. Será mejor acompañarlo en su emoción y enseñarles que lo que están sintiendo se puede manejar.
En el momento que van entendiendo que hay emociones y pueden ser controladas podemos comenzar a racionalizar con el pequeño. Tomar en cuenta que debes esperar que termine el momento del berrinche, ya que será más fácil cuando estén tranquilos y relajados. Podrás tener una amplia comunicación con ellos; enseñarles la importancia de comunicar lo que sentimos.
A lo largo del tiempo nos hemos dado cuenta que llegar a ser un adulto no depende sólo del paso del tiempo, no depende de la edad. Ya que si nos ponemos a pensar existen adultos que siguen siendo niños en la mayoría de sus comportamientos y por el contrario también podemos observar a niños que han madurado prematuramente; esto se puede atribuir a las circunstancias que les han tocado vivir.
Una de las maneras que se puede ayudar a un pequeño a obtener madurez emocional es la estimulación. A continuación, se mencionaran algunas estrategias para alcanzar la madurez emocional de tu hijo. Recuerda que es un proceso e influirá las estructuras mentales para recibirla; porque muchas veces el cerebro no está preparado para madurar, todo será paso a paso.
Estrategias para ayudar a tu hijo a obtener una madurez emocional:
Controlar su ira: dominar sus miedos.
Reconocer emociones básicas: realizar ejercicios o actividades para introducirlos a las emociones básicas; alegría, tristeza, miedo y rabia.
Nombrar emociones: decir qué sienten.
Afrontar emociones: cuando termine el berrinche debemos de enseñarles como expresarse y que existen consecuencias.
Comunicación: hablar con tu hijo, razonar, jugar.
Detectar las emociones de los demás: darse cuenta de su alrededor.
Causa y consecuencia: enseñarle que cada situación tendrá una consecuencia negativa o positiva.
Es importante que no lo hagas sentir mal, ten paciencia. Con una buena actitud obtendrás los mejores resultados. Estas haciendo lo mejor que puedes porque si no, lo harías de diferente manera. ¡Ánimo tu puedes!