UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Tras la superación de un divorcio, muchas personas deciden vivir la aventura de un nuevo matrimonio, venciendo temores y dejando por un lado los estereotipos sociales. Cada año miles de parejas se casan motivadas por el amor que se tienen mutuamente. Sin imaginar que el matrimonio pudiera verse afectado, si al pasar del tiempo la pareja descubre que la persona con la que se casó ya no es la misma.
Según el Instituto Nacional de Estadística, (INE) durante el año 2012 se registraron en Guatemala 84 mil 253 bodas y cinco mil 157 divorcios, entre los cuales un gran porcentaje fueron parejas jóvenes.
Karla tenía 26 años cuando decidió casarse por primera vez, a pesar del descontento de su familia, recuerda su boda como un día muy dramático, pues tuvo que cancelar la recepción debido a desacuerdos entre las familias.
Con una boda un tanto desangelada y en compañía de pocos familiares la pareja dio el “sí”. Los años pasaron y dentro del matrimonio fueron procreados dos hijos. Mientras Karla cuidaba de los niños y se encargaba de las responsabilidades del hogar, su entonces esposo asistía a fiestas que duraban hasta altas horas de la noche. “Viví años muy bonitos pero con el tiempo las cosas cambiaron, él le dio más importancia a su vida social que a nuestro matrimonio”, dijo Karla.
Otro caso es el de Silvia quien se casó a los 22 años mientras terminaba sus estudios de Ingeniería Industrial y combinaba su tiempo como profesional y madre de tres niños. “No tengo malos recuerdos de ese matrimonio, fue bueno y fui feliz, pero sentía que no estábamos enfocados en lo mismo y cada día nos volvíamos más como compañeros que como esposos”, nos cuenta.
¿QUÉ LLEVA A UNA PAREJA AL DIVORCIO?
Algunas razones muy comunes que llevan a que una persona tome la decisión de divorciarse son la infidelidad, el abuso, la incompatibilidad, cotidianidad, falta de comunicación, problemas económicos o las adicciones.
El Código Civil de Guatemala en su Artículo 155, establece las razones legales para que un divorcio se lleve a cabo, algunas de esta son: Infidelidad de cualquiera de los cónyuges, riñas y disputas continuas, tentado de uno de los cónyuges contra el otro o los hijos, separación o abandono voluntario de la casa conyugal por más de un año, negación de asistencia y alimentación, hábitos de juego o embriaguez, uso de estupefacientes, enfermedad grave, contagiosa e incurable, entre otras.
Mientras su esposo seguía asistiendo a fiestas, la relación se deterioraba cada vez más, Karla asegura que sentía una gran tristeza y pensaba que todo era un fracaso. Exceptuando a sus hijos, llegó a pensar que había cometido un error al casarse. Cansada de la situación, pidió el divorcio a su esposo. “Me fui del lugar, lloré en todo el camino y solo podía pensar, ¿por qué mis hijos tenían que pasar por todo esto?”.
Es común que las mujeres que son madres tengan mayor dificultad para tomar este tipo de decisiones pues les agobia pensar en el daño que una ruptura familiar puede causar a sus hijos. Por otro lado, la relación de Silvia continuaba enfriándose, debido a las incompatibilidades que existían entre ellos, “Yo viví el duelo de la separación estando aún casada, porque el divorcio no solo es firmar un papel, uno puede separarse de una persona aún viviendo con ella”. Ante esta situación, tomó la decisión de llevar a cabo una separación física también.
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Según la psicóloga Melania de Serra las personas deciden casarse nuevamente porque existe una necesidad de realizarse como pareja. “En mi experiencia he observado que 8 de cada 10 personas se dan una segunda oportunidad. La edad es muy importante ya que las personas que se divorcian antes de los 50 años, tienen más interés en rehacer su vida que las personas de mayor edad”, agregó.
Después de su divorcio Karla se rehusaba a relacionarse sentimentalmente con otra personas. A pesar de los constantes intentos por sus amigos de presentarle a nuevas personas. “Yo era una pared, estaba tan dolida que no quería tener otra relación”.
Durante cinco años mantuvo el mismo pensamiento. Hasta que una tarde sus amigos organizaron una reunión a la que asistió sin mucho entusiasmo, al entrar al lugar recuerda haber visto un hombre sentado en la barra quien capturó totalmente su atención. “Conversamos hasta la madrugada. No puedo describir lo que sentía en ese momento, me sentía como una adolescente”. Esa noche David la acompañó hasta su casa, desde entonces empezaron a salir y a los pocos días iniciaron un noviazgo.
“Es importante que la persona haya sanado completamente su relación anterior antes de decidir casarse de nuevo. Un divorcio es una pérdida, un duelo” compartió Melania. Además explica que un proceso de sanación podría durar de uno a tres años. Ella recomienda que las personas acudan a terapia para poder resolver la pérdida, entender las razones que llevaron al divorcio y trabajar en el perdón. Es probable que si la persona no toma el tiempo adecuado, traslade sus frustraciones, miedos y problemas del matrimonio anterior, a la nueva relación. “El precipitarse y aferrarse a otra relación por miedo a estar solo, es el peor error y la causa de segundos divorcios”, agregó.
Silvia por su parte encontró la oportunidad de volver a amar, seis meses después de su divorcio. Durante un paseo familiar se reencontró con Enrique, a quien había conocido tiempo atrás por cuestiones de trabajo. En ese momento él también se encontraba en un proceso de divorcio por lo que su relación empezó siendo de amigos que se reunían para hablar sobre las experiencias de cada uno durante ese proceso. “Luego las cosas se fueron dando hasta que iniciamos una relación amorosa”, explicó.
NUEVAMENTE DE CAMINO AL ALTAR
Los segundos matrimonios tienen gran oportunidad de tener éxito debido a que la pareja suele ser más madura y saben lo que quieren de una relación.
Después de siete años de relación que les sirvió para conocerse, Karla y David decidieron dar el siguiente paso. Todo sucedió durante un juego de golf al que la pareja asistió, Karla notó algo extraño en el comportamiento de David durante el juego, cuando ella se dirigía a realizar un lanzamiento descubrió en el tee de salida una pequeña caja que contenía un anillo de compromiso. “Comencé a llorar, todo fue muy lindo. Pienso que si te tomas el tiempo necesario para sanar tu corazón y aprendes y aceptas los errores cometidos en el pasado, la relación puede funcionar muy bien”. En cuanto a Silvia y Enrique salieron dos años antes de casarse y a pesar de las creencias religiosas de sus padres, Silvia tomó la decisión que antes de casarse quería vivir un tiempo con sus hijos y con Enrique para comprobar que la relación podría funcionar. “Tomé esa decisión no porque tuviera la idea de que si no funcionaba nos dejábamos, si no porque no quería volver a pasar por un proceso de divorcio”.
Meses después de convivir en familia, la pareja estaba segura que estaban preparados para continuar el camino juntos. Así que durante un viaje a París, cuando realizaban un pick nick en los jardines de la Torre Eiffel, David le dio la sorpresa de pedirle matrimonio a Silvia quien felizmente aceptó.
NUEVOS HIJOS Y NUEVOS PADRES
Cuando uno o ambos contrayentes tienen hijos de relaciones pasadas, es un tema que se debe manejar con mucha cautela si se quiere tener éxito en el matrimonio, pues los hijos siempre jugarán un papel muy importante para la nueva familia que está por formarse.
La doctora De Serra, sugiere la importancia de dar tiempo a los niños de asimilar y aceptar el divorcio de sus padres, para que sea más fácil en un futuro y aceptar a otra pareja. “No conviene precipitar este proceso porque podría dañar profundamente la emocionalidad del niño”, agregó.
“Antes de iniciar una relación con otra persona es importante asegurarse desde el principio que la nueva pareja se lleve bien con nuestros hijos, si eso no es así es un indicador que probablemente la relación no vaya a funcionar”, nos cuenta Karla.
Una segunda oportunidad para ser feliz no necesariamente tiene que consistir en volver a contraer matrimonio, una segunda oportunidad puede ser dedicarse a ser lo que más le gusta a una persona, a tener tiempo para sí misma y lograr su desarrollo personal.