LA POLIFACÉTICA VIDA DE UNA RELACIONISTA INTERNACIONAL
“Desde pequeña aprendí sobre la negociación y la conciliación; también la importancia de encontrar soluciones para que todas las partes ganen”, asegura Ana Clarisa Villacorta Cabarrús. Con un currículum impresionante en su haber, nuevos proyectos y un nuevo integrante en su familia, comparte con LOOK algunas pinceladas de su trayectoria.
Ingresó por la puerta grande al mundo de las Relaciones Internacionales: Cuando tenía 22 años formó parte del equipo que representó a Guatemala ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Ginebra, Suiza, recién firmados los Acuerdos de Paz. “Fue una experiencia única que me reveló una óptica diferente de nuestro país. Posteriormente tuve la oportunidad de trabajar varios años en la Embajada de Guatemala, en Washington D.C., y los organismos financieros que sirvieron de plataforma para canalizar la cooperación internacional de los países donantes al país”, cuenta 22 años después, Ana Clarisa Villacorta Cabarrús, de 44 años.
Su currículum incluye la coordinación de los equipos técnicos que negociaban la apertura comercial del país ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), en Ginebra. La construcción y organización de un nuevo partido político; también trabajó para la Asociación de Productores Independientes de Banano de Guatemala (APIB) y fue catedrática en el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), y en la Facultad de Derecho de la Universidad del Istmo (UNIS).
EL VALOR DEL EJEMPLO
La mayor de tres hermanos conoció el valor del trabajo, la empatía y vivir la vida a plenitud desde niña. “A lo largo de mi vida profesional fui comprendiendo la importancia de cada una de esas enseñanzas. El ejemplo deja una huella indeleble. Tengo dos hermanos menores y con ellos, aprendí sobre la negociación y la conciliación, la importancia de encontrar soluciones donde todas las partes ganen. Francis, mi esposo, y Frank, mi hijo recién nacido son ahora mi dos nuevos maestros y cómplices de vida”, asegura Ana Clarisa.
Estudió la Licenciatura en Relaciones Internacionales, en la UFM, un Postgrado en Diplomacia Multilateral en el Institut de Hautes Études Internationales Et Du Développement, en Ginebra y una Maestría en Política Económica de Latinoamérica, en la Universidad de Georgetown. Eligió su carrera como punto de partida porque, “a principios de la década del noventa, ofrecía el conocimiento para aprender sobre las relaciones de Guatemala y el resto del mundo, con miras a replantearnos nuestro rumbo de cara a la propuesta de un nuevo orden mundial: la globalización. Hoy vivimos esa realidad”.
Dice admirar a las personas que saben ejercer el poder, a través de un liderazgo de servicio, “sin ser soberbios”. Le gusta leer medios de noticias internacionales como The Economist y Foreign Policy, novelas históricas y ficción clásica. Disfruta el cine independiente, sobre todo el latinoamericano y el europeo, y también el teatro.
FORJAR EL PROPIO CAMINO
Desde pequeña escuchaba las conversaciones en las sobremesas de su familia, sobre la complejidad de los acontecimientos políticos de Guatemala y por eso su camino se dirigió a las Relaciones Internacionales, “quería entender mi entorno, concebir con precisión los cambios necesarios que nos hacen crecer y progresar como personas y sociedad”. Para Ana Clarisa, Guatemala lo tiene todo: personas maravillosas, diversidad cultural y riqueza natural. Por el momento político en el que creció se preguntaba “¿cómo era posible que lleváramos tantos años enfrentándonos, en conflicto, sin poder emprender un rumbo claro para avanzar y progresar como sociedad?” Dice haberse sentido desconcertada por los relatos de la historia en los que otros países provocaban cambios y disponían sobre nuestro país ó sobre Guatemala.
Su concepción de Guatemala ha cambiado a lo largo de los años debido a la diversidad de espacios en los que se ha desarrollado, “he podido entender y valorar nuestra realidad. De igual manera se ha acentuado mi asombro por el potencial que tenemos como país y mi admiración por los jóvenes profesionales, pues somos testigos de su valentía en forjarse nuevos espacios”.
Actualmente es mamá de un bebé recién nacido y trabaja desde casa en dos proyectos: Uno, la transformación académica y digital en una escuela de la costa sur; y dos, un proyecto internacional que concientiza a los niños sobre el uso adecuado de la conservación de agua en sus comunidades. “En cada una de las áreas en las que he trabajado ha habido proyectos exitosos; pero más que el resultado per se lo importante es que el común denominador ha sido un liderazgo definido, equipos con una convicción clara de su objetivo y la perseverancia del trabajo bien hecho, cada día”.
fotografía: DIEGO LEE
blusa: DESIGUAL