Atenea, la sabiduría e inteligencia
“The most dangerous flaws are those which are good in moderation,” she said. “Evil is easy to fight. Lack of wisdom… that is very hard indeed.”
- Rick Riordan, escritor del libro The Titan’s Curse.
A esta diosa griega no se le puede asociar con ninguna imagen de su infancia, pues no existe. Según la mitología de esta cultura, se dice que nació como adulta, de un dolor de cabeza que su padre, Zeus, tuvo luego de devorarse a quien fuese la madre de esta deidad, pues al momento de su muerte ya la llevaba en su vientre, y aún así sobrevivió.
Desde entonces se le reconoce como una guerrera, caracterizada con una armadura y una lanza majestuosa que la acompañan siempre para defender las causas justas y luchar en beneficio de ella y los demás. No obstante, esta mujer sabía muy bien que batallas pelear, escogía muy bien a sus rivales y siempre había un motivo por detrás, no era el simple impulso de rivalizar.
Por este tipo de actitud y su manera de actuar, a Atenea se le asocia con las virtudes de la sabiduría e inteligencia, pues era prudente, analizaba la situación y tomaba decisiones con relación a sus experiencias pasadas. Su conocimiento era tan grande que tenía una sed por descubrir más, por conocer más e incluso por compartir cada vez más.
Su inteligencia traspasaba su capacidad racional y la reflejaba a través de las actividades manuales y creativas, como la artesanía. Se le relaciona como la patrona de aquellos que se dedicaban al arte de hilar y tejer, siempre tuvo esa humildad que la hacía tener una buena relación con el pueblo, por esto también se le ha nombrado como la protectora de Atenas.
How to grow with wisdom
La sabiduría que poseía Atenea fue un don que Zeus le atribuyó. Sin embargo, grandes maestros a través de la historia han diferenciado que ésta virtud se puede cultivar y hacer crecer una vez se tenga el apetito y persistencia por el conocimiento, así como la humildad de hacer una introspectiva para llegar al autoconocimiento.
Ser sabio es tener la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, entre nuestras fortalezas y debilidades, entre las victorias y derrotas, y aceptarlas de igual forma. Ser sabio es ganar experiencia con el paso del tiempo, cuestionarse e ir despacio por el camino que se elija cruzar.
La sabiduría hace que una persona sea más intuitiva, porque escucha su interior, confía en él y lo sigue. Es como si se tuviera un sexto sentido que además de alertar, sugiere e indica cuáles son las mejores decisiones que pueden tomar; todo está en esa voz del que nos habla desde el inconsciente, es solo cuestión de despertar y prestarle atención.
La ciencia explica que el hecho que una mujer sea más intuitiva que el hombre se debe a los bajos niveles de testosterona que tenemos. Por otro lado, se dice que el pensamiento intuitivo se relaciona más con las personas empáticas, sentimentales y con un pensamiento que requiere de poco esfuerzo cognitivo, no tanto con las que poseen un pensamiento reflexivo que requiere de más análisis.
Independientemente de esto, está en la capacidad de todo ser humano desarrollar esta facultad para actuar con sensatez, prudencia y acierto. Esto construye además una inteligencia emocional, intrapersonal e interpersonal, en quien aplica y adopta a la sabiduría como parte de su vida.
Algunas de las características por las que se puede identificar a alguien sabio son: su amplio conocimiento en diversos temas, la prudencia en su pensar, actuar y hablar, alguien que no emite prejuicios con personas que desconoce, y que por el contrario posee carisma, empatía y humildad por cualquier otro ser humano.
La grandeza que caracterizó a la diosa Atenea se debía a todo estoy más, porque dentro de su naturaleza como mujer estaba amar, siempre ir por más y luchar por aquellos que necesitaban de ella. Esto es parte de la esencia de todas nosotras, solamente debemos potenciar cada una de estas virtudes para reflejar nuestra luz hacia los demás y crecer, crecer con prosperidad.
