Hestia, la pureza, fuego y hogar

“Hestia shook her head. ‘I am here because when all else fails, when all the other mighty gods have gone off to war, I am all that’s left. Home. Hearth. I am the last Olympian’.”

• Rick Riordan, autor del libro ‘The last Olympian’. 

Esta diosa de la antigua mitología griega es uno de los arquetipos femeninos más importantes e influyentes hasta la actualidad, pues su representación, además de ser una mujer pacífica, es el hogar, el fuego, el calor de la vida, la arquitectura y la pureza que todo tiene que ver con el bienestar de un núcleo familiar.

Era la hija primogénita de los titanes Crono y Rea, hermana de Zeus, quien la salvó luego de que su padre se los tragara por completo. Hestia, a pesar de haber sido pretendida por dioses como Poseidón y Apolo, juró a su consanguíneo que siempre permanecería virgen, y éste, siendo el rey de los dioses le concedió este honor cediéndole la primera víctima de todos los sacrificios públicos y de las casas.

Fue a ella a quien se le hicieron las primeras ofrendas en nombre de la virginidad. Con el tiempo fue ganando el mérito de convertirse en la diosa del hogar y la familia, pues con su pureza se le consideró ser la guía de estos grupos, y con su temple siempre sereno era el ejemplo idóneo acerca de cómo llevar las relaciones.

Hestia es de las pocas deidades griegas que no tiene ningún antecedente o relación con los conflictos que solían suscitarse en la época, esto debido a su carácter calmado, a su madurez, al saber ceder en las causas en donde no había necesidad de desatar una lucha. Por ejemplo, cuando dio su puesto de manera pacífica a Dionisio en el consejo de los doce dioses del Olimpo.

La seguridad que esta diosa tenía sobre ella misma la hacía permanecer tranquila y firme de acuerdo a la postura que tomara. En ella no cabía la perturbación, sabía perfectamente cuál era su lugar y las palabras precisas qué mencionar, era mesurada y atinada en cada una de sus acciones.

Esta diosa aparecía con el fuego entre sus manos, el cual representaba el calor hogareño y la armonía en donde ella estuviese. Precisamente esas eran unas de sus responsabilidades, el proteger a las familias, influir en al felicidad conyugal y mantener la paz en donde dos o más consanguíneos estuviesen reunidos.

Su carácter era la pureza en medio del caos y la maldad.

We, as women, are an important element in our family

Hemos escuchado decir que la mujer dentro de una familia es como el soporte, la columna y la estructura que la mantiene siempre arriba. Es como los cimientos necesarios para que ésta no se derrumbe, no se desplome y colapse con el más mínimo viento que la azote. Eso es lo que se dice, pero en realidad esto tiene una interpretación más profunda.

Cada miembro de una familia, independientemente del género, es imprescindible para formar un carácter colectivo, para contribuir, para ser parte de un grupo de seres que comparten amor. Sin embargo, nosotras, como mujeres, sí somos pilares, pero también somos protectoras, influyentes, ejemplo de valores y principios, somos la semilla que hace crecer a este núcleo.

Nosotras somos el fuego que convierte una casa en un hogar, una familia en amigos, y las situaciones más difíciles en pruebas que nos arman de valor para continuar venciendo los obstáculos. Nosotras somos el punto de reunión para los demás, somos quienes inspiran a los otros a soñar y los apoyamos a lograr sus metas.

Tal y como nos lo demuestra la diosa Hestia, en nuestras manos está ese fuego que da calor a los demás, es solo cuestión de saber administrarlo, de compartirlo y velar porque éste nunca se apague. Además, de su carácter podemos aprender a ser tolerantes con cada una de las personalidades dentro de nuestra familia, a ser serenas , aprender a ceder cuando se debe y ser prudentes con lo que se dice y hace.

Nosotras, las mujeres, somos la formación de la familia, y nuestra tarea es mantenerla con vida.