Tuti Furlán
“Desde las distintas plataformas en que he tenido la oportunidad de trabajar, he procurado transmitir y compartir una forma diferente de ver y vivir la vida, tratando de inspirar a través del propio camino recorrido una perspectiva con mayor optimismo, alegría y proactividad. Invitándonos como seres humanos a trabajar en nosotros mismos y así, desde el trabajo personal apoyar la transformación y la toma de consciencia para lograr que más personas podamos encontrar la paz”, enuncia Tuti Furlán, psicóloga clínica, comunicadora, conferencista y creadora de contenido.
Eso mismo que Tuti busca brindarle a otros es lo que quienes ella admira son capaces de dar. “Admiro a muchas personas por ser quienes son y por marcarnos un camino más generoso y de paz a quienes les seguimos”. Una de estas guías es Byron Katie, la creadora de un proceso para el cuestionamiento de uno mismo. Otra de sus inspiraciones es Malala Yousafzai, a quien admira. “Trato de aprender del camino y enseñanzas de muchos otros seres humanos que, con sus historias y experiencias, nos dan el regalo de una nueva perspectiva para nuestra vida”, apunta.
Desde muy joven, Tuti quería ser artista; quería bailar, cantar, pintar, actuar… Algo que ha llegado a hacer de una u otra manera y, al día de hoy, todas las formas de expresión artística, como creación y apreciación, la nutren y la llenan. En el arte es posible encontrar un alimento espiritual que le dé sentido a nuestras vidas, por medio del diálogo permanente que provoca, con diversas emociones, perspectivas e ideas. Es una forma de cultivarnos, expresar y ver reflejados nuestros pensamientos, creencias, reacciones, miedos, juicios y frustraciones. Como lo plantea Tuti, ella ha “aprendido que lo más difícil no está afuera sino adentro”. Por ello considera que el primer paso en nuestro proceso de formación, pero principalmente el de las niñas –quienes más retos enfrentan en esta sociedad–, debe ser una guía para el amor propio y un acompañamiento que las lleve a conocerse a sí mismas. “Que puedan constatar con certeza que, por encima de las circunstancias, de las experiencias, de las posesiones, de las apariencias, de los logros y todo lo que se ve o se mida desde afuera, está su verdadero valor y ése es incuestionable”, indica, enfatizando que “empoderar a una mujer (o a cualquier otro ser humano) no tiene que ver con llegar a ejercer poder sobre otras personas o cosas, sino con el poder que se puede ejercer sobre sí misma”.
A pesar de ser un país caracterizado por la desigualdad y la pobreza, Tuti plantea que este también está “lleno de oportunidades, no sólo a nivel económico o de desarrollo sino como la oportunidad que tenemos todos de aprender, juntos, a formar un hermoso tejido, como nuestros huipiles, donde cada hilo es importante para su elaboración y para que sea una hermosa obra de arte”. Resalta que “Guatemala es especial porque, aunque es privilegiada geográficamente, históricamente, culturalmente, con un clima maravilloso, con flora y fauna excepcionales, entre muchas cosas más; ha tenido en su historia recorridos de dolor y desigualdad, y es allí donde está la mayor oportunidad y reto de todos: aprender a que nos sumen y multipliquen las diferencias y no a que nos resten y dividan”.
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