NATALIA ALDANA: A GIRL’S GIRL

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Carta del Editor

La Etiqueta de ser Mujer

 Por mucho tiempo, la feminidad tradicional fue el estándar para todas las mujeres de la sociedad, pero este dio un giro 180 grados y aquello que una vez veneramos, fue atacado y demonizado: ser una mujer con gustos clásicos era razón para malas miradas a donde quiera que se fuera. Sin embargo, en esta edición y en este mes de Mayo celebramos la energía femenina, vital para el mundo y eje constructor de una sociedad balanceada.

En estos tiempos no es solo importante recordar la igualdad de las mujeres pero recalcar nuestras fortalezas y empoderarnos de ellas. La feminidad se presenta muchas veces a través de una mano amiga para ayudar en cualquier situación, un oído dispuesto a escuchar, una risa sincera, un amor puro y un abrazo sin miedo a ser vulnerable.

Las que la guardan hoy en día son valientes, guerreras. La única diferencia es que cambiaron las armaduras por vestidos y las espadas por una personalidad firme en la creencia de que, independientemente de nuestros gustos estéticos y lo que decidimos ponernos, las mujeres han y seguirán cambiando el mundo con su ternura radical y ese sentido extra que se expresa a través de su energía femenina. En esta entrevista hablamos con Natalia Aldana, quien con cada palabra nos devuelve ese aliento de fuerza para seguir expresando lo que llevamos dentro.

Queremos recordar que la elegancia es atemporal, y la feminidad se puede volver nuestra mayor fortaleza para lograr lo que soñamos.

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Natalia Aldana fue la tercera de tres mujeres en su familia. Y ella, como sus hermanas, creció observando en detalle a su madre. Se fijaba en cada paso de su rutina, mientras se arreglaba por la mañana, la manera en que organizaba sus ventas, los gestos con que complacía a sus invitados en casa. También la acompañaba durante el día y se fijaba en las miradas que aquella robaba. Le emocionaba imaginarse a sí misma, al crecer, sumergida en una rutina similar, con ese poder que ella tenía, con el que parecía ordenarlo todo de forma fluida siendo la protagonista. Hoy, dice, sigue trabajando para parecerse más a su madre, para vivir intensamente como ella lo hizo, sin abandonar aquella hospitalidad que tuvo con los demás. Natalia, claro está, también se diferencia de ella en muchas cosas. Prefiere quedarse en casa con sus hijos, Juan Ignacio y María Paz, que salir con amigas y es más introvertida. Desde niña, recuerda, elegía los libros sobre invitaciones de compañeras. Quizás esas sutiles diferencias fueron también la clave para que fueran, con su madre, mejores amigas.

De personalidad inquieta pero también callada y sensible, Natalia sigue observando con atención y esa capacidad, que se ha ido refinando, le ha permitido desarrollar un interés por lo único, lo que sobresale de lo común. Esto se refleja en su propio arreglo, la manera como cuida su aspecto, el tono de su voz, la suavidad de sus ademanes. Sus conversaciones tienden, así, a ser más honestas y emocionales, incluso con desconocidas, con las que entabla intercambios en la cola del supermercado o en un restaurante, pero sobre todo con sus clientas. Dicen que esta es la razón por la que logra conectar con ellas, ganándose su confianza. Y qué mejor que una confidente para asesorar el guardarropa de otras.

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Estudió nutrición pero no se dedicó a ello. Sin embargo, la carrera le permitió explorar el país donde nació con otra mirada, alejada de la protección que su núcleo familiar le brindó de más jóven. Natalia no es ajena a la desigualdad y la pobreza de Guatemala. Su sensibilidad, dice, se profundizó a partir de ello, así como su empatía y compasión. Hoy, como madre de familia, asume su papel de cuidadora y de ejemplo para sus hijos y considera que uno de los mayores aprendizajes que puede darles es el de la independencia económica. Ella ha conseguido esta independencia comercializando vestidos de fiesta en su boutique privada Rue Cambon Gowns.

Los negocios han impulsado a Natalia no sólo a crecer como emprendedora sino a ser más extrovertida sin sacrificar su capacidad de escuchar atentamente o su creatividad. Así como de niña se destacó en el cuadro de honor escolar o la asociación de estudiantes, ahora se distingue por ser ordenada y responsable. Las ventas son para ella un espacio idóneo en el que puede expresar su interés por la elegancia y la moda y donde encontrarse con un mundo creativo y de intercambio con otras personas, lo que no se aleja del ambiente en que creció, donde siempre se le dio importancia al arreglo personal, el cuidado de la apariencia y la expresión por medio de lo que se llevaba puesto, hasta en los mínimos detalles. Quizás, dice Natalia, de allí viene su buen gusto: su sensibilidad a la belleza, algo que identifica como una cualidad femenina.

“Mi pasión nace de ver a mis papás trabajar”, cuenta. Natalia es una vendedora nata, ha vendido cosas desde los 8 años, pues el mundo de las ventas es uno al que ha dominado y que despierta curiosidad en ella. En Rue Cambon Gowns, Natalia  combina esta pasión con el amor por la belleza que viene de crecer junto a una mamá muy coqueta en una casa de mujeres nítidas, arregladas y amantes de la belleza.

“Mi mamá era mi mejor amiga, siempre fue muy dedicada. Me acompañaba a todas partes, teníamos una relación muy linda con una comunicación súper linda. Tengo una personalidad parecida a la de ella; nunca fui una adolescente rebelde, al contrario, eramos muy amigas. Mi mamá era muy elegante, ceremoniosa, especial. Trato cada día de ser más como ella. Algún día quisiera ser como ella fue”, nos cuenta.

“Mi inspiración era verla a ella hacer todo con elegancia y entusiasmo. Vivía bien, era feliz, todo lo celebraba. Me inspiraba verla a ella disfrutar la vida y todo lo que hacía.”

El viaje de Rue Cambon Gowns es un día a la vez, una lucha constante, sobre todo porque ha ganado popularidad y demanda. Natalia describe estos dos años como un tiempo de adaptación a ese crecimiento, sumándole que debe cuidar a sus hijos, su casa, y de su esposo. “Las mujeres somos increíbles, podemos hacer 80 cosas a la vez. No es fácil, hay días en los que siento que no se puede con tanto”, dice. “Delegar es algo que me ha ayudado mucho, he crecido delegando. Está bien aceptar ayuda y delegar para tu poder hacer tus cosas. El secreto está en dejar ir cosas y dejarse ayudar”.

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Como madre, dedicarse a los negocios no es siempre fácil. Lo que comenzó como un pasatiempo pronto comenzó a tener más exigencias y complejidades y tuvo que adaptarse a una creciente demanda. Hace seis años, cuando comenzó, atendía a sus clientas en casa con un bebé en los brazos. Fue en este proceso que aprendió –acaso no sin cierta sorpresa— que tenía muchas más capacidades de las que pensaba pues logró mantener a flote su proyecto sin dejar de atender a sus hijos y su esposo. “Las mujeres podemos hacer muchas cosas a la vez”, apunta. No siempre es fácil, en el proceso ha aprendido a delegar y la importancia de hacerlo. Y gracias a esto el negocio ha crecido. Actualmente cuenta con el apoyo de una estilista y con una persona que la apoya en el cuidado de sus hijos y opina que el saber tomar decisiones y mantener la constancia han sido sus mayores secretos para el éxito obtenido.

Las clientas de Rue Cambon Gowns se sienten empoderadas cuando Natalia las asesora de manera personalizada. Les recomienda vestidos que van con su personalidad y que les sientan bien. Natalia entiende que lo que llevan puesto a un evento es determinante para el disfrute de este y la satisfacción con ellas mismas. “Un vestido que te luce te da seguridad”, dice. Y, además, agrega: “con un buen vestido se puede conquistar el mundo”. La seguridad se traduce en alegría y las mujeres se sienten desinhibidas y hermosas. Posan para las fotos y las comparten con orgullo.

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Los vestidos que vende Natalia, no obstante, no son para todas. La curaduría que hace de cada colección se enfoca en piezas únicas que sobresalgan. En algunos casos, incluso, le hace variaciones o ajustes a las piezas para que se inserten de mejor manera en su colección. Estampados grandes, colores, lentejuelas, sedas, plumas o flecos son algunas de las características comunes. Así es como describe la personalidad de sus colecciones: alegres, divertidas, brillantes, no tradicionales. Sus clientas son igualmente únicas. Las caracteriza la valentía y el deseo de conectar con su feminidad a través de su vestuario.

Podemos decir que la tienda de Natalia encarna todo lo que es una mujer de acuerdo con la sociedad en que vivimos: sensible, delicada, intuitiva y maternal pero también coqueta, preocupada por su arreglo y dedicada al autocuidado. Alguien que vive la moda día a día, como ella lo hace y aprovecha su feminidad como un arma poderosa.

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Sin embargo, quizás lo más lindo es encontrar que aún hoy en día existen mujeres que aceptan, abrazan y explotan su poder femenino, el cual viene de aceptar sus bondades naturales y explotarlas, adecuarlas a ser madre y permitir alcanzar sus sueños realidad

Para Look, una de las tantas formas de amar la vida de una mujer es verla brillar en su naturaleza, explotando quien es, aceptando su poder femenino que muchas veces es silencioso pero que con creatividad, elegancia, detalles y sensibilidad, logra balancear todas las facetas de una vida alocada y moderna sin perder su esencia.

Este mes de Mayo celebramos a Natalia, una madre que decidió emprender un negocio y que la ha llenado de felicidad y ha traído consigo conectarse aún más con su poder.

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Créditos

Fotografía: Javier Asturias / Maquillaje: Mónica Campos / Lentes: Trends The Eyewear Boutique / Vestuario: Rue Cambon Gowns / Joyas: Romante

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